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LIFE Resilience, un proyecto cofinanciado por el programa LIFE de la Unión Europea (UE), llega a su fin tras cuatro años de intenso trabajo en los que ha investigado las mejores prácticas sostenibles para la prevención de Xylella fastidiosa en explotaciones de alta densidad de olivar y almendro.
Los socios del proyecto presentaban los resultados de esta iniciativa en una jornada final titulada "Un nuevo enfoque contra Xylella fastidiosa", en la que se expusieron los principales logros obtenidos, así como los desafíos y soluciones claves relacionadas con este problema que afecta a numerosos cultivos y que ha puesto la alarma en toda Europa desde su detección en Italia en 2013.
El acto fue inaugurado por Valentín Almansa, director general de Sanidad de la Producción Agraria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Durante la jornada, Teresa Carrillo, project director del Life Resilience y directora de I+D en Balam Agriculture, insistió en la importancia de este tipo de proyectos y como el empleo de buenas prácticas ha favorecido tanto la biodiversidad de los cultivos, como la mejora de la sanidad vegetal de las explotaciones contribuyendo a la obtención de productos más sostenibles. Un modelo replicable de mejores prácticas para el olivo, el almendro y otros cultivos leñosos, como cítricos y vid en Europa, aumentando también su capacidad de adaptación al cambio climático y futuras epidemias.
Por su parte, Carlos Trapero, investigador de la Universidad de Córdoba, recordó la obtención de 18 nuevos genotipos resistentes a Xylella fastidiosa, los cuales han sido enviados tanto a la zona cero de Xylella en Scorrano, Puglia (Italia) como a dos plantaciones más situadas en Lucca, Toscana, (Italia) propiedad “Villa Filippo Berio”, socia del proyecto, y a la finca experimental de la empresa “Balam Agriculture” (Finca El Valenciano) para continuar con su evaluación agronómica.
Además, durante la jornada se dio a conocer el desarrollo de un sistema de control de insectos para saber quiénes portan la bacteria. Un trabajo realizado por otro de los socios, el Instituto de Bioeconomía (IBE), perteneciente al Consiglio Nazionale Delle Ricerche (CNR) de Italia, y cuyos resultados fueron expuestos por la entomóloga Anita Nencioni. Y es que los expertos han logrado verificar las metodologías adecuadas para medir el número de insectos presentes en los olivares, tanto con capturas directas como con trampas adhesivas de colores.
Igualmente se destacó en la jornada la importancia de la digitalización en la gestión sostenible de las explotaciones, Así, Jorge Blanco, responsable de I+D en la empresa Greenfield Technologies y socia del proyecto, hizo hincapié en el significado de la digitalización agrícola, señalando que puede ser entendida como una herramienta a disposición de los agricultores para la consecución de una gestión más eficiente de sus sistemas productivos. Igualmente, se recordó cómo esta técnica puede significar un campo más atractivo podrá fortalecer el relevo generacional y la fijación de la población rural.