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El Consejo Oleícola Internacional, constituye un foro de excepción para debatir todos los asuntos de interés para el sector oleícola. Por este motivo OleoRevista ha querido traerles a estas páginas, la opinión de uno de sus directivos, Jaime Lillo que nos hablará de la institución, de la evolución del sector y de los objetivos para este año 2019.
Jaime Lillo es ingeniero agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid en la especialidad de Economía Agraria y desde 2001 pertenece al Cuerpo de Ingenieros Agrónomos del Estado, en el que ha desarrollado su labor profesional en distintos ámbitos, incluida la representación permanente de España ante la Unión Europea. Cuenta con una dilatada experiencia en asuntos agrícolas en España y ante la UE, y ha participado en distintos encuentros internacionales relacionados con la agricultura, el agua y el desarrollo rural en Naciones Unidas, FAO, OMC y OCDE. Desde marzo de 2016 forma parte del equipo directivo del Consejo Oleícola Internacional, como director adjunto. OleoRevista le entrevistó recientemente, y pudimos charlar sobre diferentes temas de interés para el sector.
Han pasado dos años desde su nombramiento, y con un sector que está cambiando notablemente. Desde su punto de vista, ¿cómo ha sido ese cambio? Y, la institución que preside ¿ha cambiado?
Yo llegué hace dos años y medio, y se acababa de aprobar el último Convenio Internacional, este es el que rige el funcionamiento de la organización, fue depositado en Naciones Unidas, a partir de ese momento había que ponerlo en marcha. Los miembros tenían que volver a ratificarlo. Cuando llegué no había casi miembros en el COI, tuvieron que volver a superar el proceso y en la mayoría de los casos, es un proceso de carácter parlamentario que es bastante lento así como volver a ratificar el convenio, por tanto cuando yo llegué no había casí miembros. Lo que se produjo fue un proceso de renovación de estos lo que significó un impulso renovador, hubo una renovación de la confianza y el compromiso, marcándose una nueva dirección. Lo más significativo, ha sido que además de continuar con las labores que estamos haciendo, es que nos da una señal de que nos estamos acercando a los países no tradicionales, a los países no miembros y a los grandes países consumidores. Quizá ahí es donde, yo hecho un esfuerzo personal grande. Se ve, en las relaciones con EEUU - el principal país importador de aceite de oliva del mundo, el tercer país consumidor- cuando llegué, no había relaciones con él. No venían a nuestras reuniones, ni a nuestras actividades había un distanciamiento en cuanto a las normas de calidad. Así que emprendimos un viaje de toma de contacto, y realizamos actividades profesionales que han ido dando sus frutos, y que hoy en día nos permite decir que contamos con una buena relación con la adminsitración americana, con los productores del área californiana, han venido como observadores en las últimas sesiones del COI, y han particidado y participan en nuestras actividades. Este año han vuelto a solicitar el reconocimiento de sus laboratorios de análisis sensorial, y de alguna manera están reconstruyendo esa relación con la organización. Lo mismo hemos hecho con Japón, miran a la norma COI, lo cúal significa que hablamos el mismo lenguaje en cuanto a la calidad del aceite. Se ha puesto en marcha un grupo de trabajo en el parlamento japonés para considerar la solicitud de ingreso como miembro del COI. Recientemente, hemos realizado un seminario en Ámerica Latina, donde tuvimos ocasión de acercarnos a países como Perú que ha sido observador en estos últimos años, como Chile y otros países productores como Brasil, otro gran país consumidor, que participó en la reunión y que manifestó su interés en formar parte del COI. Esta parte, el acercamiento a nuevos países, así como que todos compartamos un mismo lenguaje con respecto a la calidad de aceite de oliva, es en el apartado donde más donde más hemos avanzado. E internamente, hemos realizado una puesta a punto para poder aplicar el nuevo convenio, hemos puesto en marcha nuevos mecanismso de funcionamiento que también ha supuesto un esfuerzo, pero quizás en la parte exterior en donde ha habido más cambio.
La globalización nos está llevando a tener olivares en los países no productores por excelencia, ¿como se está gestionando? La competencia cada vez es más fuerte, ¿cree que España está preparada?
Yo soy optimista en cuanto a la competencia, es decir, desde nuestro punto de vista que países como China empiece a producir lo vemos como una oportunidad, ya que hemos comprobado que en los países donde se empieza a producir se empieza a conocer mejor el producto, tienen más interés y al final hay más consumidores interesados en consumirlo. Y esos países no tiene la capacidad de abastecer a ese consumo creciente, y España está en una posición de liderazgo, muy solida en cuanto el vólumen de producción, y es líder en exportación. España ha hecho un gran esfuerzo en las calidades, y está en una situación, desde nuestro punto de vista para afrontar un incremento importante del consumo mundial. Ese 2% de consumo de grasas vegetales, puede ir creciendo en los países no tradicionales como consumidores de aceite de oliva, irá creciendo poco a poco según se va conociendo como producto alimentario saludable.
Puede leer la entrevista completa en el número 175 de Oleo Revista.