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La enfermedad de Alzheimer (EA) plantea un desafío significativo en el campo de la neurodegeneración, con opciones de tratamiento actuales que ofrecen mejoras limitadas en la calidad de vida de los pacientes. Ante esta realidad, un estudio desarrollado por un grupo de investigadores del Harrison College of Pharmacy de la Universidad de Auburn, se ha centrado en identificar nuevas estrategias preventivas y terapéuticas de esta enfermedad. Un área de interés emergente es el papel de la dieta mediterránea, en particular el aceite de oliva virgen extra (AOVE), que contiene compuestos fenólicos con propiedades neuroprotectoras.
Componentes e influencia
El trabajo desarrollado, ha consistido en realizar una revisión completa de estudios celulares, animales y clínicos, se examinan los efectos del AOVE y sus compuestos fenólicos en la patogénesis de la EA. Se ha observado que estos componentes ejercen una influencia positiva en varios procesos patológicos clave, como la agregación de β-amiloide, la fosforilación de tau, la neuroinflamación y el estrés oxidativo. Además, se ha documentado una asociación entre el consumo de aceite de oliva y un menor riesgo de deterioro cognitivo y EA en estudios con humanos.
Los resultados prometedores de estudios piloto respaldan la necesidad de realizar más investigaciones, especialmente ensayos clínicos multicéntricos y longitudinales a gran escala. Estos estudios son cruciales para validar la eficacia y seguridad del AOVE como intervención terapéutica. Asimismo, se requiere una comprensión más profunda de los mecanismos moleculares subyacentes a los efectos neuroprotectores observados, lo que podría abrir la puerta a nuevas terapias basadas en compuestos naturales.
Además, se ha podido destacar la importancia de explorar el potencial preventivo del AOVE en poblaciones en riesgo y de considerar factores genéticos en el diseño de intervenciones dietéticas personalizadas. En última instancia, la inclusión del AOVE y sus derivados en las pautas dietéticas podría representar un paso significativo hacia estrategias más efectivas contra la EA, tanto en términos de tratamiento como de prevención.
Por tanto, el AOVE muestra un potencial prometedor en la lucha contra la EA, pero se necesita una mayor investigación para confirmar y ampliar estos hallazgos, así como para desarrollar enfoques terapéuticos integrales y personalizados.