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El olivar jiennense ocupa 592.848 hectáreas, que supone el 5,15 por ciento de la superficie mundial de olivar y el 22 por ciento de la superficie oleícola española. Las plantaciones predominantes son de olivar tradicional, que ocupa el 80,3 por ciento de la superficie olivarera, y dentro de esta categoría, se diferencia el olivar tradicional modernizable (con pendiente inferior al 20 por ciento) y el olivar tradicional no modernizable (con superior al 20 por ciento). El restante 19,7 por ciento de superficie olivarera está ocupada por olivar moderno en copa y en seto. Existe una porción reducida de olivicultura moderna si la comparamos con lo que está ocurriendo en el resto del mundo, representando el 30 por ciento el olivar en seto e intensivo.
A nivel mundial, la superficie de olivar moderno está aumentando, lo que permite a los países en los que se realizan dichas plantaciones ser competitivos en costes. Esto no ocurre en España, y por ende en Jaén, pues aunque cuenta con el olivar más productivo no es el más competitivo, reflejo de ello es que representando el 5,15 por ciento de la superficie del planeta aporta el 16 por ciento de la producción de aceite de oliva mundial. La falta de competitividad del sector oleícola jiennense se debe principalmente a su eminente composición en olivar tradicional, comparativamente con el resto de fincas modernas que están prosperando en el resto del planeta.
Esta circunstancia unida a la progresiva disminución de ayudas públicas al olivar hará que el olivar tradicional pierda competitividad si no adopta estrategias a través de las que consiga una mayor rentabilidad y eficiencia.
Ante la actual situación, se deben adoptar estrategias de diferenciación y de liderazgo en costes aplicando la que sea más adecuada según la tipología de olivar.
Olivar moderno/olivar tradicional
En las plantaciones de olivar modernas, se debe perseguir la especialización basada en la eficacia y la eficiencia en la obtención de la cosecha. La especialización es determinante para la obtención de rentas adecuadas que hagan atractivo el sector. Para ello, el manejo adecuado del cultivo y las economías de escala son cruciales.
En cuanto al olivar tradicional, para la reducción de los costes se deben seguir, según se considere más adecuada, estrategias como la intensificación del cultivo, cultivo compartido, explotación asistida, integración vertical, colaboración o desinversión radical en caso extremo. Dentro de esta categoría de olivar, existen plantaciones susceptibles de modernización, además de las estrategias mencionadas, la transformación a olivar moderno en copa o en seto permite llevar a cabo una reducción de costes, aumentado de forma significativa la renta neta del agricultor. Dentro de este paquete de estrategias de modernización, y diferenciación, con la transformación a olivar moderno se consigue aumentar la renta neta y se genera empleo estable que contribuye a la fijación de la población rural.
En relación a los olivares que por su elevada pendiente, falta de disponibilidad de agua, etc. no pueden ser modernizados, factor éste limitante para la reducción de los costes de producción. La solución pasa por la diferenciación con la producción de aceite de oliva singularizado que será la precursora de la rentabilidad de la explotación.
Diferenciarse para alcanzar la rentabilidad
En aras de aumentar los ingresos percibidos por el producto final, se debe implementar un proceso de diferenciación, a través de proyectos que potencien las capacidades distintivas del producto, el diseño de nuevos procesos productivos, como puede ser la obtención de aceite de oliva proveniente de agricultura biodinámica, biorregenerativa, de cultivos ecológicos, de Olivares Vivos en pro de la biodiversidad o de fincas diferenciadas por razones históricas. Es aplicable a todas las plantaciones, pero especial efecto tiene en olivares tradicionales no mecanizables. Es una vía para rentabilizar olivares marginales, que no pueden optar por la mecanización de las explotaciones, pero si pueden cambiar el tipo de cultivo a uno más respetuoso con el medio ambiente, diferenciando así el producto final del resto.
Por otro lado, es necesario el compromiso de todos los agentes intervinientes en la cadena de valor olivícola, desde el sector productor, industrial y envasador.
La promoción del aceite de oliva ha de ser uno de los pilares básicos para lograr diferenciarse en los mercados internacionales. En este sentido se han realizado múltiples campañas de sensibilización para difundir los beneficios que reporta a la salud el consumo de ambos productos. El empleo de este tipo de herramientas es importante para lograr una mayor profundidad dentro del mercado para desplazar otro tipo de productos sustitutivos. No obstante, estas campañas de promoción deben ir avaladas por investigaciones o trabajos que reflejen las bondades que se están divulgando. Asimismo, se debe de estar en constante innovación comunicativa para tener la capacidad se promocionar los productos en el canal adecuado. Se debe mantener una alta concentración en la mejora de la promoción exterior e interior del aceite de oliva, haciendo hincapié en la búsqueda constante de nuevos mercados y trabajando constantemente en la mejora e innovación para la diversificación de este producto.
Además del fomento del consumo y la promoción, se debe aumentar la disponibilidad de agua para el cultivo del olivo mediante la dotación de una mayor política de gestión de aguas y, por supuesto, destinar más recursos a la supwrior disposición de este recurso, aumentando la superficie de riego existente en la geografía española, tal estrategia es necesaria para la optimización de la olivicultura.
E impulsar la I+D+i con programas que fomenten los procesos de innovación en todos los ámbitos de la olivicultura, desde la innovación tecnológica en plantaciones de olivar como, estrategia para la mejora de la renta neta del sector productor, la digitalización de la industria oleícola, la generación de valor para los subproductos del olivar, o la promoción de todas las bondades del aceite de oliva respecto de la salud.
La aportación de todos los agentes del sector
La sostenibilidad del sector oleícola Jiennense requiere iniciativas por parte de todos los agentes basadas en la trazabilidad, unos estándares de calidad más exigentes, la diferenciación de sus variedades, la promoción del consumo y la educación del consumidor, priorizando la generación de valor sobre el volumen de producción, así como, dotar de inversión continua destinada a la formación a los pequeños agricultores en prácticas eficientes y sostenibles.
El sector oleícola jiennense debe aprovechar la ventaja competitiva de ser el mayor productor de aceite de oliva, adoptando políticas orientadas al mercado, posicionándose en los usuarios finales e implementando en el sector la transformación digital mediante la agricultura de precisión, la preservación del medio ambiente y la innovación. Sin olvidar una perfecta colaboración institucional publico privada en la gestión de dicho ámbito.
Artículo de opinión publicado en el número 185 de Óleo.