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El mes de septiembre trae consigo un avance significativo en el desarrollo del fruto del olivar, marcando el inicio de la recolección de aceituna en la comarca de Cazorla. Durante este mes, la actividad del olivar se intensifica, favoreciendo una rápida lipogénesis, o formación de aceite, en los frutos.
Rendimiento graso
Uno de los indicadores clave para predecir el inicio de la recolección es el Rendimiento Graso en Base Seca (RGBS) del fruto, que mide el porcentaje de aceite sin tener en cuenta la humedad. Actualmente, el rendimiento promedio en la Sierra de Cazorla se sitúa en un 23,70%, un aumento considerable desde el 17,77% registrado a principios de septiembre. Este ritmo de formación de aceite, de aproximadamente 3 puntos porcentuales por semana, sugiere que, si se mantiene, podríamos alcanzar un 40% en cinco o seis semanas, lo que indicaría un momento propicio para abrir las almazaras a finales de octubre.
Sin embargo, es importante resaltar que este cálculo es aproximado y puede verse afectado por factores climáticos, como temperaturas extremas o la escasez de lluvias, que podrían ralentizar el proceso de lipogénesis. En comparación con el año pasado, donde el RGBS alcanzó el 25,02% durante la tercera semana de septiembre, el dato actual refleja que la lipogénesis está ligeramente menos avanzada en 2024, lo que puede atribuirse a un aumento en la producción de aceituna, que ha puesto una carga adicional sobre la planta.
Además del rendimiento, el peso medio del fruto en la comarca se encuentra actualmente en 1,64 gramos, en comparación con 2,58 gramos en el mismo período del año anterior. Esta disminución se debe a la mayor producción en 2024 y a las condiciones de sequía que afectan el desarrollo del fruto, lo que exige cautela en las estimaciones.
Fertilización
Para optimizar la calidad del fruto, los agricultores deben continuar con la fertilización potásica, esencial para un desarrollo adecuado. Asimismo, es fundamental que se tomen medidas para mitigar el estrés hídrico en el olivar, especialmente en parcelas donde las lluvias han sido escasas. Esto incluye eliminar varetas o “chupones” del tronco que, aunque no son productivos, consumen recursos vitales para la planta.
Con la recolección a la vista, los productores de aceite de oliva en Cazorla están atentos a los próximos desarrollos y condiciones climáticas que impactarán en la calidad y cantidad de la cosecha. La comunidad olivarera sigue comprometida en implementar prácticas sostenibles y eficientes para asegurar una cosecha exitosa.