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A finales de julio, el olivar de la Comarca de la Sierra de Cazorla muestra un estado fenológico positivo, con el hueso de la aceituna ya formado. Este desarrollo inicial del fruto, tras los distintos filtros naturales, presenta un panorama optimista para la cosecha. Sin embargo, el Consejo Regulador de la D.O.P. Aceite Sierra de Cazorla advierte de la necesidad de cautela, ya que aún quedan muchas incógnitas por resolver.
Incremento en la media de frutos por brote
El Consejo Regulador ha realizado una estimación del número de frutos por brote, revelando un aumento significativo en comparación con el año pasado. La media actual es de 4,05 frutos por brote, frente a los 0,65 frutos del año anterior. Este incremento sugiere una potencial producción media-alta de aceitunas para esta campaña, con expectativas de superar los 220 millones de kilos, en contraste con los 67 millones del año pasado y la media histórica de 180-190 millones de kilos antes de los últimos dos años de sequía.
Cautela ante el desarrollo del fruto
A pesar de estas cifras prometedoras, es crucial ser prudentes. Se ha observado que en algunas parcelas el fruto no se está desarrollando adecuadamente, lo que podría afectar el peso medio de la aceituna, reduciendo los kilos finales de la cosecha. Una aceituna bien desarrollada pesa alrededor de 3,5 gramos al ser recolectada, mientras que un fruto subdesarrollado apenas alcanza los 2 gramos. La realidad de la cosecha se vislumbra mejor en octubre-noviembre, dependiendo también de las lluvias y las condiciones climáticas.
Importancia de la lipogénesis
Otro factor crucial que influirá en la cosecha es la lipogénesis, la formación de aceite en el fruto, que depende de condiciones óptimas y suficientes nutrientes. Este proceso, que no se definirá completamente hasta septiembre, determinará la calidad y cantidad del aceite producido, el verdadero objetivo productivo de los olivares de la Sierra de Cazorla.
Labores del agricultor en julio
Durante este mes, los agricultores deben centrarse en minimizar la pérdida de humedad en las plantas. Es el momento adecuado para eliminar los chupones o varetas, que no contribuyen al desarrollo del olivo y consumen recursos necesarios. Además, los análisis foliares son esenciales para evaluar el estado nutricional de la planta, permitiendo ajustar los niveles de nutrientes y asegurar un desarrollo óptimo del fruto.
Expectativas y desafíos
En resumen, aunque las perspectivas actuales son positivas con un fruto fuerte y bien formado, existen muchos factores que podrían influir en la cosecha final. La incertidumbre climática y el desarrollo de la lipogénesis son variables críticas que mantendrán a los agricultores atentos en los próximos meses. Con un manejo adecuado y condiciones favorables, la Sierra de Cazorla podría enfrentar una cosecha media-alta, consolidando su reputación en la producción de aceite de oliva de alta calidad.