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El mercado belga del aceite de oliva ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años, a pesar de no ser un país productor de este producto. Según un informe de Euromonitor del año 2023, los aceites comestibles en Bélgica alcanzan un valor de 184 millones de euros, siendo el aceite de oliva el más consumido, valuado en 83,2 millones de euros.
El estudio realizado por la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Bruselas, señala a España como el principal origen de las importaciones de aceite de oliva a Bélgica. Sin embargo, es importante destacar que estas importaciones se realizan a granel y se envasan localmente por distribuidores como Colruyt o Carrefour.
A pesar de que la cultura gastronómica belga ha estado tradicionalmente influenciada por el consumo de mantequilla, el consumo de aceite de oliva ha ganado terreno en los últimos años. Factores como las campañas de información europeas sobre los beneficios para la salud del aceite de oliva y el aumento de la población procedente de países con una cultura culinaria afín al uso de este aceite han contribuido a este cambio.
Un estudio local de precios en supermercados y tiendas locales revela que, aunque el aceite de oliva español está presente en Bélgica, su visibilidad es limitada. Los aceites griegos e italianos tienden a eclipsar al producto español como aceite gourmet, en parte debido a la forma en que se presenta el origen del aceite en los productos. Mientras que el aceite español se utiliza principalmente en marcas de distribuidor, el origen italiano o griego se destaca como un factor que eleva el precio del producto.
El informe destaca que el canal de distribución principal del aceite de oliva en Bélgica es la gran distribución, liderada por grandes cadenas de supermercados como Colruyt, Delhaize, Carrefour, Aldi o Lidl. Sin embargo, también existen otros canales como el sector Horeca, tiendas de productos gourmet y la venta en línea.
Entre las barreras de entrada al mercado belga se encuentran los altos estándares de calidad exigidos por los consumidores y la diversidad de idiomas oficiales, lo que puede suponer un desafío en la comunicación.
A pesar de los desafíos, las perspectivas del sector son favorables, con una tendencia creciente en el consumo impulsada por la promoción del aceite de oliva como un producto saludable. Sin embargo, su expansión está sujeta a las capacidades de producción a largo plazo, que pueden verse afectadas por el cambio climático.
Por tanto, a través de este estudio es que el mercado belga ofrece oportunidades para las empresas españolas en el sector del aceite de oliva, aunque desbancar a los productores italianos en el segmento de alta gama puede ser un desafío. A pesar de que el aceite español es consumido con mayor frecuencia, su distribución bajo marcas blancas limita su visibilidad frente a otros competidores.