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Los datos proporcionados por el Instituto Brasileño de Cultivo del Olivo (Ibraoliva) y por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Producción Sostenible y Riego (Seapi), destacan que la producción de aceite de oliva para la campaña 2022/2023 en Rio Grande do Sul es de 580.228 mil litros, lo que supone un aumento del 29% en comparación con la campaña 2021/2022. Además, se ha registrado un crecimiento en el número de almazaras, que hoy asciende a 22, lo que supone un incremento del 100% en los últimos cinco años.
El Estado brasileño plantó un área de 6.200 hectáreas de olivos en 110 municipios, siendo los mayores productores de este cultivo Pinheiro Machado, Canguçu, Encruzilhada do Sul, Cachoeira do Sul, Dom Feliciano, Bagé, Santana do Livramento, São Gabriel y Viamão. Rio Grande do Sul tiene 340 productores y 4.300 hectáreas de áreas en edad productiva (cuatro años o más). El número de marcas de aceite de oliva en Rio Grande do Sul es de 93, un aumento del 32% en comparación con la cosecha 2021/2022.
El secretario de Agricultura, Giovani Feltes, señaló que la producción de aceite de oliva está llegando a una etapa de escala industrial, y la apertura de mercados es fundamental. “Hoy tenemos una superficie de 4.300 hectáreas en edad productiva, pero tenemos alrededor de 6.200 hectáreas sembradas. Hay que buscarle mercado”, dijo.
Según el coordinador de la Cámara Sectorial de Olivicultura de Seapi, Paulo Lipp, se puede considerar una buena cosecha de olivos este año. “El aumento del 29% en la producción de aceite de oliva con respecto al año pasado se debe en parte a la entrada de nuevas áreas en producción y los ajustes tecnológicos a nuestras condiciones de clima y suelo que los productores y técnicos han ido aplicando. También demuestra la característica natural de los olivos para soportar déficits hídricos prolongados como el provocado por la sequía del verano pasado”, destacó.
El presidente de Ibraoliva, Renato Fernandes, afirmó que el paralelo 30 atraviesa el estado, demostrando ser ideal para la producción de olivos. “Rio Grande do Sul pasa por constantes sequías y aun así los números sorprenden. Tuvimos un aumento del 100% en los molinos, y eso es un crecimiento increíble”, celebró el dirigente.
Dijo, sin embargo, que uno de los desafíos que enfrentan los productores de Rio Grande do Sul es combatir los aceites falsificados y los extranjeros que llegan con defectos. “Estos no son vírgenes extra. Tienen defectos, y el aceite defectuoso es virgen. El aceite de oliva es el segundo producto más falsificado del mundo”, señaló Fernandes, destacando el trabajo de inspección que se ha realizado, como el reciente operativo División de Inspección de Productos de Origen Vegetal del Ministerio de Agricultura y Ganadería (Mapa) . Además, Fernandes habló de necesitar apoyo para disponer de cultivos.
Por su vez, el vicepresidente de la entidad, Flávio Obino Filho, destacó que es importante poder explicar al público la diferencia entre el aceite de oliva producido en Rio Grande do Sul y el a granel. “El aceite de oliva que se produce en Europa a veces ni siquiera es virgen, es de segunda y lo compramos en Brasil como si fuera el mejor”, lamentó. El técnico dijo que “ya le hemos demostrado al mundo que tenemos calidad, pero necesitamos demostrarla en casa. Las medallas que están ganando los aceites de oliva en el extranjero son fundamentales, pero para nosotros la más importante es el Sello Producto Premium Origen y Calidad RS”.