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Como ya lo hizo el pasado mes de agosto, Apag Extremadura Asaja vuelve a denunciar que no existen razones objetivas que justifiquen unos precios en origen del aceite de oliva tan sumamente bajos, máxime cuando se viene de una campaña de muy escasa producción y los datos de exportación de la campaña 20011/2012 son los mejores de los últimos años.
Hace por tanto más de un mes y medio que esta organización agraria dio la voz de alerta pero la situación “lejos de mejorarse ha empeorado todavía más semana tras semana”, señalan. Además, añaden que “da toda la impresión de que los grandes operadores están manipulando los precios en una clara y perversa estrategia de sembrar el nerviosismo entre los productores para inducirles a vender a pesar de las bajas cotizaciones”.
Desde la organización extremeña indican que “esta es la única conclusión posible si tenemos en cuenta los datos oficiales del sector”. Según el informe del Consejo Asesor de la Agencia de Aceite de Oliva (AAO), a finales de agosto las existencias de envasadores, operadoras y almazaras son de apenas de 389.300 toneladas, mientras que en agosto de la campaña anterior el volumen fue de 692.500 toneladas.
Por lo tanto, con una producción mundial de aproximadamente un millón menos de toneladas en la campaña que está a punto de comenzar (tres millones de toneladas y no cuatro como es lo habitual en las últimas campañas) y no existiendo prácticamente stock, “es inasumible esta dramática reducción de los precios en origen”.
Además, afirman que hay que tener cuenta la confirmación de una recuperación, aunque sea pequeña, del consumo interior y conociéndose además que el resto de países productores tienen prácticamente agotadas sus existencias hasta que empiecen a estar disponibles los nuevos aceites. Como consecuencia de ello, Apag Extremadura Asaja exige un mayor control por parte de la Comisión Nacional de la Competencia, que parece siempre mirar para otro lado cuando de los grandes operadores se trata y que manifiesta un celo extremo cuando se trata de los productores.
Por el contrario, indican, “debería de velar por preservar, garantizar y promover la existencia de una competencia efectiva en el mercado nacional del aceite de oliva, impidiendo manipulaciones y distorsiones interesadas y evitando así perjuicios a los eslabones más frágiles y siempre perjudicados de la cadena: productores y consumidores”.