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El director de la Agencia para el Aceite de Oliva (AAO), Carlos Sánchez Laín, la gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, Teresa Pérez Millán, y el gerente de Patrimonio Comunal Olivarero, Álvaro González-Coloma, participaron la semana pasada en una mesa redonda sobre “Los aceites de oliva vírgenes en el mundo, en España y Andalucía”, organizada en el marco del XI Título de Experto en Cata de Aceites de Oliva Vírgenes de la Universidad de Jaén (UJA).
Sánchez Laín explicó la cadena de valor de los aceites de oliva vírgenes, destacando que aporta poco valor, lo que provoca “que en algunas campañas el agricultor esté teniendo pérdidas”. En este sentido, se refirió a los precios del aceite asegurando que en el mercado interior, éstos no remuneran a todos los operadores de la cadena que actúan en la misma, “lo que hace que sea una cadena con problemas”, y se mostró esperanzado en la iniciativa del Ministerio de Agricultura sobre la adopción de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria.
Por su parte, Álvaro González-Coloma expuso la situación del aceite de oliva en España, su estructura productiva, los potenciales de producción y consumo, la evolución y la estructura del sector en los últimos años tanto en Andalucía, como en España y el resto del mundo. Sobre el precio de los aceites, aseguró que “se pone de manifiesto que el valor añadido que cada uno de los sectores de la cadena no se ve remunerado adecuadamente, fundamentalmente por la presión que se ejerce desde el final de la cadena por parte de las grandes distribuidoras, que presionan los precios hacia abajo”.
Por último, Teresa Pérez Millán explicó las funciones de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, refiriéndose a las campañas de promoción puestas en marcha, las pautas de la estrategia a desarrollar y los principales objetivos, “que son crear y fomentar esa cultura de los aceites de oliva para que desde el conocimiento se incremente el consumo y por lo tanto garanticemos el futuro del sector”. En su opinión, el hecho de que el mercado español del aceite de oliva sea maduro y tenga un margen de crecimiento limitado, provoca que el futuro pase por el crecimiento en mercados exteriores, “que además en gran medida dan mayor valor al producto, permiten mayores márgenes y van a permitir la valorización del producto”.