Revista
En medio de una ola de calor, en Castillo de Canena ya han comenzado los trabajos para la preparación de la próxima cosecha, controlando de manera totalmente científica y utilizando la más moderna tecnología, toda una serie de parámetros que les servirán para mantener sus árboles perfectamente sanos, nutridos e hidratados, y así, obtener unos aceites de oliva virgen extra de la más alta calidad. Se trata de agricultura de precisión, tal y como explican sus responsables. La optimización de los recursos hídricos y del uso de los fertilizantes en la agricultura es algo esencial y necesario para la sostenibilidad medioambiental y económica de las explotaciones y un objetivo fundamental para conseguir competitividad en los mercados.
En 2009, en Castillo de Canena se implantaron nueve Estaciones de Control totalmente equipadas con indicadores de clima, (velocidad del viento, precipitación, humedad, temperatura, capacidad fotosintética…), indicadores de suelo (sondas medidoras de humedad 4 profundidades), datos de campo (medición de nuevos brotes, nº de flores fértiles…) e indicadores de planta (dendrómetros que nos miden las diferencias en micras del perímetro del tronco).
Estas estaciones de control permiten entender la situación fisiológica de los olivos de los distintos pagos en tiempo real y conocer cuáles son sus necesidades. Concretamente, aseguran desde Castillo de Canena, “nos permiten determinar cuándo y en qué dosis debe realizarse los tratamientos de fertilización y fitosanitarios; lo que nos permite asegurar un adecuado uso de los mismos. Con ello, se garantiza el compromiso que Castillo de Canena tiene con el medioambiente, asegurando la premisa de “cero residuos” en todos sus aceites”.