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El centro ATLAS de Villacarrillo (Jaén) desarrollará un proyecto piloto para vigilar explotaciones agrícolas, por la noche, y detectar intrusos, a través de aviones no tripulados. Para ello, ayer, 10 de diciembre, se firmaba un convenio de colaboración entre el presidente de la Diputación Provincial de Jaén, Francisco Reyes, y el director general de la Fundación Andaluza para el Desarrollo Aeroespacial (FADA), Joaquín Rodríguez.
A través de la firma de este acuerdo, la Administración Provincial aporta 90.000 euros para la ejecución de esta investigación dirigida a conseguir que estos aviones no tripulados, a través de un sistema de sensores nocturnos e infrarrojos, vigilen explotaciones agrícolas y eviten así robos en las mismas.
“Se trata de un proyecto que puede ser muy útil en muchos territorios, pero especialmente en una provincia como la nuestra, con más de 66 millones de olivos, en la que cada año se producen multitud de denuncias por robos en el campo”, ha señalado el presidente de la Diputación de Jaén. En este sentido, Reyes ha hecho hincapié en que la colaboración de la Administración provincial en esta iniciativa responde a que su desarrollo “puede beneficiar a un sector estratégico de esta provincia como es el olivar”, además de que se realiza en el centro ATLAS “un espacio idóneo para este proyecto, en pleno campo de olivares, que además reúne las condiciones técnicas y humanas necesarias”, ha apostillado Francisco Reyes, que ha anunciado que la Administración Provincial va a ampliar la pista de aterrizaje de este centro en 400 metros con el objetivo de facilitar que pueda albergar más proyectos por parte de empresas y compañías aéreas.
FADA será la encargada de ejecutar en el centro ATLAS de Villacarrillo esta experiencia piloto que prevé finalizar en junio de 2016. Mediante esta investigación “queremos demostrar que es posible que plataformas de ala fija patrullen en entornos agroforestales por la noche y detectar la presencia de personas que no deberían estar ahí a esas horas”, ha señalado Joaquín Rodríguez, que ha apuntado que la detección de intrusos en los campos se “basará probablemente en la tecnología de la termografía” ya que ésta “ofrece un contraste muy fuerte de presencia de personas y animales por la noche basado en el calor que se emite”.