Revista
El Parlamento Europeo ha aprobado el acuerdo de libre comercio UE-Canadá (CETA), cuyo objetivo es impulsar el intercambio de bienes y servicios y el flujo bilateral de inversiones. Sin embargo, las organizaciones agrarias COAG y UPA se han manifestado en contra porque consideran que supone un peligro para la agricultura europea.
Desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos aseguran que igualar la normativa europea con la canadiense en materia de seguridad alimentaria y producción agraria supondría un retroceso sin precedentes en los derechos de los consumidores, al tiempo que supondría una competencia desleal para nuestros agricultores en base a un modelo de producción como el de Canadá que permite la inyección de anabolizantes, antibióticos y hormonas de crecimiento en ganado o la utilización del cloro para desinfección de carnes, (sustancias prohibidas desde hace años en la UE por sus perniciosos efectos).
Según los diversos estudios publicados, su puesta en marcha tendría un impacto especialmente negativo para los productores españoles de carne de vacuno, porcino, leche y cereales, para el 90% las indicaciones geográficas a nivel europeo con denominación de origen. Además, tendría un fuerte impacto en el medio rural ya que prevé facilitar la privatización de los servicios públicos y prohibir la remunicipalización de los servicios privatizados.
Por su parte, desde UPA han asegurado que la aprobación del acuerdo de libre comercio con Canadá es una mala noticia para el sector agroalimentario europeo. Los agricultores fundamentan su preocupación en que el CETA abrirá las puertas del continente a un país que competirá con los productores europeos “con ventaja previa”.
“En Canadá impera un modelo de macrogranjas superproductivas con las que es casi imposible competir”, han explicado desde UPA. “Sus costes son menores, ya que utilizan productos y siguen normativas más laxas que las europeas, y eso nos coloca en una situación de clara desventaja”, aseguran. El vacuno de carne y el porcino son los sectores más vulnerables ante esta situación, que podrían sufrir importantes caídas de precios.
Los productores españoles dudan de que el CETA vaya a beneficiar a ningún sector dentro de nuestras fronteras, incluso a los más exportadores, como el aceite de oliva. Desde UPA temen que, de beneficiar a alguien, será a las grandes multinacionales comercializadoras, y no a la inmensa mayoría de agricultores y ganaderos.
“Estaremos vigilantes”, han señalado desde UPA, “para exigir que impere el principio de precaución y se vigile cada kilo de producto que Canadá quiera exportar a Europa”. Aunque no guardan muchas esperanzas, ateniéndose a cómo funcionan los sistemas de control de la UE en acuerdos como el de Sudáfrica o el de Marruecos. La realidad es que en Canadá hay menos control del uso de fitosanitarios, semillas, antibióticos y hormonas de engorde, “lo que debería preocupar a todos los europeos.”