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El jueves 10 pasará ya a la historia como una de las manifestaciones más importantes realizadas en defensa del sector del olivar. Más de 15.000 personas según ASAJA, (40.000 según UPA y 8.000 según la Policía Nacional) se reunieron frente al Ministerio de Agricultura para pedir unos precios justos que salven la actividad del olivar tradicional, hoy día amenazada por baja rentabilidad. Partidos políticos de todo el espectro ideológico participaron en la marcha junto a sindicatos, asociaciones agrarias y olivareros venidos de todos los puntos del país.
Banderas de Upa, Coag, Asaja, y los sindicatos mayoritarios, carteles con mensajes muy claros "¡Precios justos!"; "En defensa del olivar tradicional: NO al despoblamiento"; "U.S.A. Abusa" y lemas a capella "mucho sacrificio para tan poco beneficio"; "basta ya de abusos", quisieron trasladar la determinación del sector a ojos del gobierno central y, también de Europa, que miraba con atención los acontecimientos.
Tres han sido las medidas que se han reivindicado a lo largo de la manifestación. La primera, la anhelada extensión de norma de la Interprofesional que permita la autorregulación del sector, para lo cual se sigue esperando el visto bueno de Bruselas. En segundo lugar, que se revisen, para la nueva PAC, los niveles de precio necesarios para la activación de las ayudas al almacenamiento privado, ya que llevan 20 años sin actualizarse y a día de hoy no se adecuan a la realidad. Por último, que a través de la cadena alimentaria, cuando baje el precio de los aceites automáticamente esto pueda repercutir en los lineales para que el consumidor se beneficie.
A estas reivindicaciones comunes en todas las asociaciones agrarias y que formaban parte de los manifiestos con los que se presentaban a liderar la manifestación, se ha sumado la noticia de última hora de los aranceles de Trump que afectan muy especialmente el sector del aceite de oliva. Esta cuestión ha hecho que muchos políticos relevantes de la política estatal se acercasen a la movilización y decidiesen tomar partido a través de sus declaraciones, insistiendo especialmente en esta cuestión. Destacada fue, por ejemplo, la presencia de Inés Arrimadas (Ciudadanos) que dijo "compartir las reivindicaciones de un precio justo" y recordó la necesidad de "tomar medidas que ayuden al sector a afrontar los aranceles". También a los "abusivos aranceles de Trump" ha hecho referencia Alberto Garzón, de Izquierda Unida, que ha instado directamente al Gobierno central a tomar cartas en el asunto, mientras que Rafa Mayoral (Podemos) ponía el foco sobre los especuladores y las multinacionales que "están estrangulando el trabajo" en el olivar.
Los partidos mayoritarios, a su vez, se pronunciaban desde Bruselas, haciendo gala de su gestión en defensa del sector frente a las instituciones comunitarias. Clara Aguilera, del Partido Socialista, reivindicaba en la Eurocámara la necesidad de que se active el almacenamiento privado para el aceite de oliva español, un día antes de la manfiestación, y añadía "el sector agrario no peude ser moneda de cambio en los acuerdos comerciales". Por su parte, el popular Juan Ignacio Zoido enviaba una muestra de apoyo al sector y aseguró estar trabajando en el Parlamento Europeo para obtener precios justos para todos y una PAC "que asegure el mantenimiento del olivar con medidas excepcionales de apoyo en situaciones difíciles".
Quien no estaba ni en Bruselas ni en Madrid era el ministro Luis Planas, que decidió acudir a visitar una sala de catas y una bodega experimental del Consejo Regulador de la D.O. Rioja. Desde allí, le preguntaron sobre los olivareros, a los cuales envió su "comprensión y solidaridad" y afirmó estar haciendo todo lo posible "para evitar que se impongan los aranceles suplementarios". En Madrid, los olivareros terminaban su manifestación a media tarde, con la lectura de un panifiesto por parte del periodista Jose Ribagorda, conocido rostro de los informativos Tele 5.