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Perteneciente a una saga familiar dedicada al aceite de oliva desde hace décadas, Joseph R. Profaci es, desde hace tres años, el director ejecutivo de la North American Olive Oil Association (NAOOA). Precisamente, esa asociación agrupa a las principales empresas presentes en el mercado de Estados Unidos, incluidas las españolas. Profaci es uno de los prescriptores de aceite de oliva más importantes en EE.UU. y presentará la conferencia titulada “¿Por qué se ha estacionado el consumo de aceite de oliva en Estados Unidos?” que tendrá lugar dentro de la World Olive Oil Exhibition que se celebrará en Madrid los días 18 y 19 de marzo.
Con una amplia experiencia en el sector del aceite de oliva en Estados Unidos, ¿cómo ve la situación actual?
Me preocupa mucho que el mercado estadounidense siga estancado con respecto al consumo; de hecho, según datos recientes, parece ser que el número de hogares que compra aceite de oliva en EE.UU. ha caído en los últimos 12 meses.
¿Cómo cree que van a afectar los aranceles de Trump a las empresas españolas?
No hay duda de que, a corto plazo, estos aranceles tendrán una repercusión negativa en la rentabilidad de las empresas y agricultores españoles. El aceite de oliva es un producto muy sensible al precio, así que, sin duda, un incremento en los precios tendrá como consecuencia una disminución de las ventas. Como mercado predominante, también me inquieta que los productores españoles de aceite de oliva trasladen su interés hacia un aumento de las ventas en otros mercados, puesto que eso, a largo plazo, irá en detrimento de Estados Unidos y de los consumidores estadounidenses, los cuales han llegado a valorar y adorar los aceites de oliva españoles. Ya hemos observado un gran aumento de los envíos de España a Asia a finales del año pasado.
¿Qué estrategia debería seguir España? ¿Hacia dónde debemos ir?
Abordar los desequilibrios comerciales es un punto clave de la Administración Trump. En mi opinión, España debería seguir fomentando la estrecha relación que mantiene con los Estados Unidos. En la medida que el gobierno español pueda identificar áreas de interés común entre el sector agrícola español y EE.UU., entonces podrá tratar de promover las conversaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos en esos temas. Será entonces cuando España estará bien posicionada para un régimen arancelario más favorable.
Los olivareros de Jaén se están movilizando como protesta a la grave crisis de precios en origen que sufre el sector desde hace un par de años. ¿Cómo se debe afrontar este problema?
No estoy lo suficientemente informado sobre todos los factores que están contribuyendo a la crisis de precios en España pero, desde un punto de vista macroeconómico, considero que aumentar el consumo en mercados decisivos como EE.UU. puede ayudar a revertir las tendencias de precios negativas.
Las asociaciones agrícolas achacan la crisis a que parte de las ayudas de Europa y del Gobierno de España se han recortado, mientras que los costes de producción no dejan de aumentar. ¿Cómo se puede hacer frente a todo esto? ¿Hay que seguir dependiendo de las ayudas para ser rentable?
Desconozco si la reducción de las ayudas ha contribuido a crear esta situación, pero sí puedo decir que incrementar los subsidios, especialmente en el actual contexto comercial podría repercutir de manera negativa en las relaciones con el gobierno estadounidense. A pesar de que se han reducido las ayudas en las dos últimas décadas y que no ha habido ningún tipo de ayuda a los cultivos que se han plantado en los últimos 15 años, el sector en Estados Unidos sigue quejándose de unas condiciones de competencia desiguales.
¿Por qué cree que el consumo se ha estancado en países productores, como España o Italia? ¿Qué se puede hacer para fomentarlo?
En Estados Unidos el consumo se ha estancado como consecuencia de una pérdida de confianza en términos de calidad y la fiabilidad de esta categoría y estamos haciendo todo lo que podemos para revertir esta situación, pero no sé hasta qué punto esto es así en Europa. Asimismo, entiendo que, al igual que allí, en la Unión Europea los consumidores cada vez cocinan menos en casa, lo que provoca un descenso del consumo del aceite. No obstante, mientras la gente siga comiendo alimentos cocinados, el aceite seguirá siendo necesario. Por ello, es indispensable que posicionemos al aceite de oliva como un aceite más sano tanto para la gente como para el planeta, en comparación con otros aceites rivales.
Desde qué ostenta el cargo de director ejecutivo de NAOOA, ¿cuál ha sido su objetivo?
He tenido un objetivo principal desde que tomé las riendas de NAOOA en 2017 y ese ha sido: aumentar el consumo en los Estados Unidos. Hemos tratado de alcanzar dicho objetivo de muchas maneras como unir todos los esfuerzos a través del diálogo centrándonos en los intereses comunes para unir a un sector fragmentado. Desde un punto de vista político, estos esfuerzos han hecho hincapié en la necesidad para Estados Unidos de contar con una norma de identidad homogénea para el aceite de oliva y establecer un comité interprofesional para informar mejor y educar a los consumidores en relación al aceite de oliva. Si tuviésemos financiación de un comité interprofesional, en Estados Unidos estaríamos mejor posicionados para educar a los consumidores sobre el aceite de oliva, un producto que posee una historia tan amplia como cualquier otro alimento en términos de autenticidad, tradición, ritual, diversidad de sabores, versatilidad gastronómica, beneficios para la salud y sostenibilidad.