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La campaña 2024/25 arranca con una dura realidad: España, el mayor productor de aceite de oliva a nivel mundial, no cuenta con suficiente producto para cubrir su demanda interna ni las exigencias del mercado global. Con un inicio de campaña con menos de 190.000 toneladas en stock, casi 300.000 toneladas por debajo de la media de los últimos cinco años, la previsión es clara: el mercado no contará con suficiente aceite, y esto impactará directamente en la estabilidad de la oferta y en los precios al consumidor.
El reciente informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación confirma esta perspectiva preocupante, señalando que, a pesar de la esperada recuperación en la producción —estimada en 1.289.000 toneladas—, la oferta disponible totaliza 1.716.186 toneladas, es decir, unas 275.000 toneladas menos de lo que el mercado ha demandado históricamente. ¿La razón? Un cambio estructural en las condiciones de producción y la dependencia en la disponibilidad de cosechas de países vecinos como Italia, que también enfrenta su propio reto productivo.
Desde Cooperativas Agro-alimentarias de España, la campaña se califica de “recuperación,” en la que se anticipa un crecimiento moderado en las salidas gracias a la estimulación del mercado interno y las exportaciones. Sin embargo, esta “recuperación” no es suficiente para cubrir las necesidades; a fin de año, se estima que las existencias finales solo alcanzarán 256.000 toneladas, un nivel claramente insuficiente que pone en evidencia la necesidad de medidas que vayan más allá de las oscilaciones estacionales en la producción.
¿Qué significa esta realidad para el consumidor y el mercado?
Para los consumidores, la escasez de oferta se traducirá, sin duda, en un aumento sostenido de los precios del aceite de oliva, un producto esencial en la dieta mediterránea y que ya ha experimentado importantes subidas de precio en los últimos años. Esta situación afectará a todas las fases de la cadena de valor, desde los olivareros hasta los consumidores finales, quienes encontrarán dificultades para acceder al aceite a precios razonables.
Para el sector, este es un recordatorio de que la dependencia de condiciones climáticas y la falta de una estrategia de reservas sólida generan un mercado vulnerable. La solución pasa por implementar tecnologías que aumenten la eficiencia y adopten medidas a largo plazo para asegurar la estabilidad de la producción y el stock de aceite de oliva en el país.