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El sector del olivar y de los aceites de oliva es clave en la economía andaluza. La tendencia creciente de este cultivo ha dado lugar a un incremento en la generación de subproductos, muchos de los cuáles se encuentran introducidos como recursos de biomasa. La obligatoriedad de certificar estos productos respondiendo a unos criterios de calidad, nos llevan al sistema SURE gestionados por AVEBIOM. Óleo conversa con el responsable de proyectos europeos y certificación de biocombustibles, Pablo Rodero Masdemont, sobre la importancia de la calidad de estos subproductos.
Cuando hablamos de certificar la biomasa forestal y agrícola, ¿a qué nos estamos refiriendo? ¿A las materias primas? ¿Procesos productivos?
El esquema voluntario SURE, homologado por la Comisión Europea, sirve para certificar que la producción de biomasa y toda la logística y valorización energética posterior se realizan de acuerdo a unos procedimientos sostenibles, según establece la REDII, la Directiva EU 2018/2001, transpuesta en España a través del RD 376/2022, de 17 de mayo. La REDII obliga a certificar la sostenibilidad de toda la cadena de valor de la biomasa que vaya a plantas de generación de calor y electricidad de más de 20 MWt, para biomasa sólida, o superior a 2MW, para biomasa gaseosa.
La obligatoriedad de certificar afecta, por tanto, al productor de biomasa forestal, agrícola o de desechos y residuos: se ha de verificar que está biomasa se produce de acuerdo a criterios de sostenibilidad.
Cierto es que, en la transposición española se expresa que los propietarios forestales o agrícolas que cumplen la legislación nacional relativa a la producción de madera o productos agrícolas ya están demostrando su sostenibilidad, por lo que no tienen que llevar a cabo una certificación completa, sino solo cumplimentar una autodeclaración. Los siguientes pasos de la cadena hasta la valorización de la biomasa en una central generadora de energía, deben demostrar la trazabilidad (similar a una certificación de cadena de custodia) y la huella de carbono.
La certificación de la biomasa, ya sea de su calidad (ENplus®, BIOmasud), cadena de custodia o de su sostenibilidad, ámbito en el que se centra SURE, implica siempre la participación de una tercera parte independiente (auditores), que se encarga de verificar que el producto o los procedimientos son acordes a los estándares o normas pertinentes.
Por otra parte, recientemente se han actualizado los reglamentos relativos al régimen de comercio de derechos de emisión de CO2, introduciendo la obligatoriedad de certificación, en algunos casos, para seguir consumiendo biomasa. El sistema SURE ha elaborado un conjunto de manuales, publicados en la web, en el apartado de “documentación del esquema”, basados en la REDII.
¿Cuáles son los principales objetivos del sistema SURE? Y, ¿qué impacto está teniendo en el sector primario?
SURE pertenece al 50% a la asociación de bioenergía europea (Bioenergy Europe), que, al igual que AVEBIOM, es una organización cuyos miembros son empresas. Se concibió hace 5 años con el objetivo de facilitar a las empresas que demuestren que cumplen los requisitos de la REDII.
Por la tipología de muchas biomasas que se valorizan en España (orujillo, podas de olivo, viñedo o frutales, etc), las empresas que se dedican a su recogida suelen ser muy pequeñas o incluso personas autónomas.
Aunque los productores de biomasa no necesitan certificarse, el resto de empresas de la cadena, por pequeñas que sean (un autónomo que con su tractor recoja unos cientos de toneladas de biomasa y las lleve a una central), necesitan la certificación para cumplir la legislación o, de lo contrario, sus clientes le dejarán de comprar.
Las empresas de estas “cadenas cortas” solo se encargan de recoger la biomasa que el agricultor ha dejado convenientemente amontonada y llevarla directamente a una central cercana (alternativa reciente a la tradicional quema al aire libre y sus peligros de incendio y contaminación del aire).
Para estas empresas y autónomos, la certificación implica un coste (auditoría y una pequeña cuota proporcional al tonelaje) y un trabajo de implementación y seguimiento no desdeñable. Son los más perjudicados por esta legislación, ya que, a menudo, carecen de capacitación y/o por el volumen de biomasa que gestionan puede resultarles inviable económicamente. En algunos casos, la propia central de biomasa está brindando apoyo técnico a estas empresas con el objetivo de asegurarse suficiente combustible sostenible. En Andalucía, la administración pública ha simplificado trámites, estableciendo la obligatoriedad de retirar la poda de olivo por motivos fitosanitarios.
En nuestra opinión, sería conveniente que la administración ayudará a estas microempresas mediante apoyo técnico (consultorías, capacitaciones) y, sobre todo, información.
La entrevista completa se encuentra disponible para su lectura en el nº193 de Óleo.