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La junta regional de la Toscana ha elevado el límite de 300 olivos por hectáreas que inicialmente fijó el Ministerio de Agricultura de Italia a 400 olivos por hectárea para poder acceder a las aportaciones previstas para quienes se adhieran al denominado Ecoesquema 3 "Salvaguarda de los olivos de valor paisajístico" de la nueva PAC (Política Agrícola Común) 2023-2027, según nos informan desde la asociación italiana de la Città dell’Olio.
Para aquellos olivareros que se comprometan a realizar una poda bienal del follaje de olivos de determinadas características, evitando quemar la residuos de poda en la explotación del suelo y mantenimiento del olivar en las mismas condiciones durante al menos un año después de la incorporación al ecoesquema, en particular evitando aumentar la densidad de plantación, el pago previsto es hasta de 220 euros por hectárea que se convierte en 264 en las zonas pertenecientes a la red "Natura 2000".
Los olivares especializados con densidades de hasta 400 plantas por hectárea se caracterizan en gran medida al paisaje rural toscano y tienen un valor histórico importante: de hecho, se han descrito en las áreas de Monti Pisani, Pesciatino, Colline Fiorentine y Chianti durante más de dos siglos. Estas densidades permitieron una alta productividad, así como un intenso aprovechamiento de la superficie, muy común en las laderas toscanas, además de asegurar una alta cobertura del suelo y mejorar su estabilidad hidrogeológica.
Tanto por razones climáticas como para potenciar los terrenos montañosos, estos olivares suelen ir acompañados de obras de ordenación agrícola para la regulación del agua y la retención del suelo. Por tanto, juegan un papel ambiental muy importante, como explica la vicepresidenta y consejera de agroalimentación Stefania Saccardi: “Tienen un alto valor, no solo paisajístico. De hecho, sirven para evitar la erosión del suelo, para controlar la acción batidora y desintegradora de la lluvia, para favorecer la infiltración de agua en las capas profundas y para la recarga de los acuíferos. En estos olivares, que nada tienen que ver con las plantaciones intensivas y superintensivas, suelen estar presentes muchas variedades autóctonas milenarias y, por tanto, constituyen una fuente importante de biodiversidad y germoplasma potencial".