Revista
Segunda parte de este encuentro que desde el equipo de Óleo hemos organizado hoy, 8 de Marzo, donde contamos con la presencia de tres mujeres que se encuentran vinculadas al trabajo de investigación en las ramas de nutrición y producción vegetal. Nuestras invitadas junto con las anteriores científicas son Raquel Mateos Briz, científico titular de Metabolismo y Nutrición del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición-CSIC; María Victoria Ruiz Méndez, investigadora en Instituto de la Grasa-CSIC, e Isabel Trujillo Navas, profesora titular en el área de producción vegetal de la Universidad de Córdoba.
El papel de la mujer mujer científica, investigadora en el mundo agroalimentario en la actualidad
Raquel Mateos Briz.- Aunque los últimos datos que arroja el Instituto Europeo de Igualdad son esperanzadores en cuanto al mayor protagonismo de la mujer en el mundo agroalimentario, el dato del 30% de mujeres españolas que interviene en este sector todavía se aleja del 50% que se registra en Países Bálticos, por ejemplo. Aún queda mucho por hacer, pero merece la pena seguir trabajando, todos juntos y en la misma dirección, para que la sociedad se pueda beneficiar del trabajo de la mujer científica, y cuyo papel es muy importante por su visión complementaria a la ya existente, porque ofrece una mayor solidez al sector agroalimentario y porque el mundo se estaría perdiendo un valor incalculable si se deja al margen el gran trabajo y buen hacer de las mujeres investigadoras.
María Victoria Ruiz Méndez.- En mi ámbito de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, siempre ha sido muy relevante. Los informes anuales “Mujeres Investigadoras”, que recogen la situación de las mujeres investigadoras en el CSIC, ponen de manifiesto en 2021 que el 57,5% del personal científico en el área de Ciencia y Tecnología de los Alimentos es femenino, mientras que, en otras áreas del conocimiento como las áreas de Recursos Naturales (26%) o Ciencias Agrarias (41%), es menor.
El estudio publicado por la FECYT en 2022 también destaca que las Ciencias Medioambientales y Ciencia de los Alimentos son categorías con una mayor producción científica realizada por mujeres. Sin embargo, esto no significa que estén como Investigadoras Principales o que ocupen puestos de supervisión. Es evidente que queda aún mucho camino por recorrer.
Isabel Trujillo Navas.- La mayor presencia de mujeres en las universidades durante los últimos 50 años se refleja también en un incremento de investigadoras en todos los sectores incluido el sector agroalimentario, de gran importancia en nuestro país. Mi actividad docente e investigadora la desempeñó en la Universidad de Córdoba desde donde lideró el Campus de Excelencia Internacional en Agroalimentación integrado por cinco universidades de Andalucía (Almería, Cádiz, Córdoba, Huelva y Jaén). En los últimos años se ha producido un notable incremento de mujeres en los más de 300 equipos de investigación que integran dicho Campus. Sirva de ejemplo mi experiencia personal, me incorporé a mi grupo de investigación (hoy denominado UCOLIVO) hace 36 años. En ese momento todos los profesores eran hombres y entre los investigadores que hacíamos nuestra tesis doctoral yo era la única mujer. En cambio, hoy las profesoras y profesores estamos representados al 50% y las becarias superan en número a los becarios.
La aportación de la mujer de ciencia en la industria oleícola
Raquel Mateos Briz.- Es incuestionable el avance que se ha realizado en la industria oleícola a expensas del ingente trabajo que las mujeres han venido realizando desde siempre, la mayoría desconocidas para el mundo, pero vitales para el progreso. Las mujeres se han ido haciendo un hueco en toda la cadena de valor, por lo que cada vez es más habitual encontrar maestras de almazara, excelentes catadoras, gerentes de empresas relacionadas con el sector y, por supuesto, grandes investigadoras. Su presencia es como un soplo de aire fresco y aportan una opinión crítica, otra forma de afrontar los retos, una pasión sin censura y, sobre todo, muchas ganas de mejorar el sector. El trabajo de la mujer investigadora contribuye a la transformación que la ciencia imprime en todo lo que toca, confianza y seguridad. Colateralmente, la mayor presencia de la mujer en la industria oleícola ha favorecido un cambio en la naturaleza de los empleos, en el nivel de formación y en el estilo de vida y/o familiar.
María Victoria Ruiz Méndez.- En el campo de la investigación, como te comentaba, siempre ha habido figuras femeninas muy importantes, sobre todo en temas relacionados con la Calidad del Aceite. En la actualidad esta contribución es cada vez más amplia en cuanto a los distintos campos de investigación, como por ejemplo el caso de Blanca Landa del Castillo, investigadora del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC y uno de los mayores referentes internacionales en el estudio de la Xylella fastidiosa, actual presidenta de la Sociedad Española de Fitopatología.
Isabel Trujillo Navas.- El sector oleícola ha sido especialmente un sector muy masculinizado hasta fechas muy recientes. La presencia de la mujer estaba relegada principalmente a realizar las duras tareas en el campo. La mayor presencia de la mujer en la universidad junto al desarrollo de políticas de igualdad de género ha permitido importantes cambios en este sentido. Hoy se puede decir que el sector oleícola cuenta con un elenco de mujeres altamente cualificadas cuya labor y responsabilidad están repercutiendo en los avances científicos y tecnológicos en los diferentes ámbitos del sector.
Las investigadoras están presentes en todas las líneas de investigación consideradas prioritarias para el avance del sector oleícola que va desde el estudio y obtención de variedades de olivo mejor adaptadas a la nueva olivicultura y al cambio climático, un manejo más resiliente del cultivo derivado de los avances tecnológicos. Al igual que es destacable su aportación a la industria de la transformación y comercio del aceite de oliva y derivados.
Acciones para revertir el “techo de cristal” en el mundo científico-investigador
Raquel Mateos Briz.- Sí, los números son rotundos e inequívocos y muestran una realidad que no deja lugar a dudas, hay que seguir trabajando para vencer el temible ‘techo de cristal’. Por ofrecer un dato, actualmente casi 100 investigadores de organismos españoles se encuentran entre el 1% de los científicos más citados del mundo, pero un tímido 10% corresponde a mujeres investigadoras. Afortunadamente, la sociedad es cada vez más consciente de esta situación y, por ello, se están promoviendo nuevas iniciativas para acortar distancias entre hombres y mujeres. Las nuevas convocatorias de proyectos y becas empiezan a tener en cuenta las bajas por maternidad e incluyen herramientas para minimizar el impacto negativo que esto tenía en la carrera profesional de las mujeres. Ahora bien, esto es una carrera de fondo a muy largo plazo y, aunque nuestro presente es mejor que el de nuestros antepasados, aún queda mucho por hacer. Hay que seguir en esta línea para que nuestras hijas tengan una realidad más equitativa y puedan vivir en un mundo con las mismas oportunidades que sus homólogos masculinos.
María Victoria Ruiz Méndez.- Si existe. Sólo el 20% de la producción científica española tiene como investigadora principal a una mujer. Por otra parte, las mujeres no sufrimos discriminación a la hora de opositar, pero existen todavía enormes dificultades para las mujeres con hijos a la hora de conciliar la familia con un trabajo que demanda enorme dedicación y la movilidad al extranjero durante varios años en la etapa de acceso a oposiciones. La conciliación familiar sigue siendo un hándicap y es también una de las razones por las que las mujeres promocionan menos en las escalas científicas. Y el mantenerse más tiempo en la misma escala se traduce, a su vez, en una menor retribución económica en general. Esta situación sólo se puede paliar con la colaboración de los hombres y con el tiempo, si se mantiene una educación que premie el talento y el respeto.
Isabel Trujillo Navas.- Durante las pasadas décadas se han desarrollado políticas en nuestro país para erradicar el “techo de cristal”. Su aplicación está permitiendo dar pasos hacia adelante, pero hay que admitir que aún queda camino para que este desaparezca del todo. Tal y como reflejan las estadísticas nacionales existe hoy una significativa menor presencia de mujeres en cargos de máxima responsabilidad a diferentes niveles en nuestras universidades –rector/a- (23%), decanatos (35%), departamentos (35%), institutos de investigación (23%) y consejos de gobierno de universidades (36%).
En cuanto a las acciones encaminadas a romper esta brecha considero que han de estar estrechamente asociadas al cambio social que exige una sociedad moderna y justa, donde la igualdad entre géneros sea la primera premisa. Otro factor importante es el desarrollo de políticas científicas que permitan a la mujer una mayor conciliación familiar con el esfuerzo y dedicación que exige el trabajo científico. En este sentido, la mujer se ve desfavorecida en los sistemas de evaluación para prosperar y conseguir financiación para investigar. Estos sistemas competitivos están basados principalmente en el número de publicaciones con alto factor de impacto, no contemplándose la coincidencia en el tiempo del periodo de maternidad con el período de máxima producción científica en lo que a publicaciones se refiere. Por ello, hay que adoptar medidas que contemplen esta realidad para la mujer, lo cual, permitirá sin duda incorporar nuevas generaciones de investigadoras. Todo ello, repercutirá en dar mayor valor a la ciencia y a su capital humano, donde la mujer debe estar integrada igualitariamente.
Referentes femeninos en el mundo de la investigación científica
Raquel Mateos Briz.- Sí, Margarita Salas, pionera de la Biología Molecular en España, Mara Dierssen Sotos, investigadora puntera en la neurobiología del síndrome de Down o María Blasco, actual directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, son grandes referentes femeninos en el mundo de la investigación. La educación STEM (Science, Technology, Engineering and Mathemathics) y su sector laboral está liderado por los hombres, pero diferentes iniciativas internacionales y nacionales han surgido para romper la brecha de género. Entre los programas españoles, IMMUNE Dialogues, Mujeres Tech o Inspira Steam son diferentes proyectos con el objetivo común de apoyar la diversidad e igualdad de género en el mundo de la tecnología y su mercado laboral y/o fomentar la vocación científico-tecnológica en el sector femenino. Todos juntos conseguiremos una realidad más representativa y más enriquecedora.
María Victoria Ruiz Méndez.- Sin duda. La participación de mujeres en ciencia es cada vez más visible porque la sociedad lo demanda y esto hace que se busque y se enfatice más dicha participación, que quizás antes pasaba más inadvertida. En estos últimos tiempos se han hecho populares, por ejemplo, Margarita del Val o Sara García Alonso.
Isabel Trujillo Navas.- Hasta fechas muy recientes, finales siglo XIX, la presencia de la mujer ha estado vetada a acceder a centros del conocimiento debido a los roles socioculturales establecidos para ellas. Por lo cual, no se les reconocían ni potenciaban otros atributos como la curiosidad por conocer el porqué de cualquier fenómeno biológico o social, así como de su capacidad creativa para generar nuevas ideas. Ambos atributos imprescindibles para hacer ciencia. A pesar de ello, el interés de la mujer por descubrir surgió ya en la antigua Grecia en el siglo IV y aunque han sido pocas las referentes femeninas, sus logros en la ciencia han sido notables. El problema reside en que estos no han sido reconocidos por la sociedad ni comunidad científica liderada por hombres.
Desde hace unos años participó regularmente en las actividades que organiza la Universidad de Córdoba con motivo de la celebración del 11 de febrero “Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia” e imparto charlas en centros de enseñanza secundaria sobre mi vocación investigadora y experiencia en la investigación. Una pregunta obvia que formulo es a cuantas mujeres científicas actuales conocen y desafortunadamente encuentro muy pocas respuestas entre las jóvenes. Ello nos pone en “sobreaviso” de que las niñas desde su formación necesitan visualizar referentes femeninos donde ellas puedan reflejarse y así poder decidir con fundamento por la carrera científica. Igualmente hay que hacerles ver que la carrera científica es una opción profesional más para la mujer donde pueden contribuir igual que sus predecesoras al avance científico y desarrollo tecnológico de un país.