Revista
El Instituto Cervantes de Río de Janeiro ha acogido esta semana un curso de degustación de aceite de oliva, en el que los brasileños han aprendido a identificar las características del preciado líquido. La directora del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa) de Cabra (Córdoba), Brígida Jiménez, ha sido la encargada de explicar las propiedades nutritivas y gastronómicas del aceite de oliva a una quincena de alumnos, muchos de ellos trabajadores o estudiantes de cocina.
Jiménez explicaba que la cata de aceite consiste en dos fases, una olfativa y otra gustativa. "Tenemos una copa en la que echamos unos quince mililitros de aceite. La tapamos, la agitamos y ahí se quedan concentrados todos los aromas. Tenemos una percepción de la que tomamos consciencia", relata. "Posteriormente pasamos a la fase gustativa. Probamos el aceite muy lentamente para saber si es dulce, cuando vamos pasando para atrás (el líquido) se aprecia el amargo..."
El lunes, 8 de julio, fue la cata de variedades, en la que los alumnos probaron cuatro tipos de aceite de oliva muy distintos, tanto en el olor como en el sabor. "Unos eran muy dulces, otros entraban muy dulce pero picaban en la garganta, mientras que otros tenían unos aromas muy de hierba cortada y cuando entraban en la boca parecía que estabas masticando trigo verde", comentaba Jiménez.
En total, se han probado al menos 16 aceites más, principalmente de Andalucía pero también de Extremadura, Levante y Cataluña.