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Juan Vilar es consultor estratégico, experto internacional en Economía Oleícola, profesor permanente de la Universidad de Jaén, además de contar con un amplio bagaje como alto ejecutivo multinacional. En esta entrevista exclusiva para OLEO Revista reconoce que estamos en un buen momento para intensificar el cultivo del olivar. Considera que en España se deberían de estar aplicando estrategias más incisivas y drásticas de desarrollo de mercado, intensificación de cultivo, integración en la búsqueda de escala competitiva, y diferenciación positiva, ya que en su opinión, el problema de nuestros olivares es que evolucionan a una velocidad infinitamente menor a la que lo hace el resto de mundo.
Afirma que “hace no más de 15 años se cultivaban 9,6 millones de hectáreas de olivos en 41 países, donde la porción de olivar de elevada densidad era testimonial; en la actualidad, se cultivan 11,3 millones de hectáreas en 57 países de los cinco continentes, con una tendencia sostenida de crecimiento anual de 154.000 hectáreas de olivar, mientras que el grado de trasformación por campaña es del orden de las 100.000 hectáreas”.
Asegura que “ello ha generado que el olivar superintensivo haya multiplicado su superficie por cinco, y la tendencia siga estable, de mantenerse así la misma, en 2030 la superficie de olivar superintensivo rebasará el 20% de la superficie mundial, y del mismo modo la renta neta vía intensificación del cultivo irá descendiendo de forma gradual perjudicando la rentabilidad del olivar tradicional. Estamos ante un dulce momento desde el punto de vista estratégico para intensificar cultivo, integrar fincas y singularizar producto. El sector tradicional no ha de desaprovechar el momento. En cuanto a consumo se ha pasado de 121 países a 174 consumidores”.
Respecto a los países que vienen pisando fuerte y serán protagonistas en un futuro en producción de aceite de oliva, en su opinión, “Portugal es el país cuyo entorno resulta más adecuado para el cultivo del olivo, por la localización, tamaño de las fincas, coste de los recursos, orografía, disponibilidad de agua, y relación estratégica con mercados de demanda, como son Brasil y España, por ejemplo. No en vano en estos últimos 15 años han plantado cientos de miles de hectáreas. Australia, Chile o Argentina también resultan estratégicos por la disponibilidad de tierra, y geolocalización con respecto a los posibles mercados de demanda”.
Desde su punto de vista, España no tiene que temer a ninguno de ellos. “España ha de temer exclusivamente al inmovilismo que aun reina en ciertos ámbitos por pleno desconocimiento del contexto en que se está desenvolviendo el sector a nivel global. En la actualidad, en España se deberían de estar aplicando estrategias más incisivas y drásticas de desarrollo de mercado, intensificación de cultivo, integración en la búsqueda de escala competitiva y diferenciación positiva. Bien es cierto que se están aplicando ciertas medidas, pero resultan insuficientes a medio y largo plazo”.
Puede leer la entrevista completa en el número 168 de OLEO Revista.