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De la fusión de las raíces de cinco hermanos (Jesús, Ana, Gonzalo, Blanca e Isabel), junto con sus padres, Jesús Aguilar y María Luisa Segura, nace Águra, una firma de AOVE relativamente joven pero con una larga tradición familiar en el sector. Los olivos de los que sale su zumo de aceituna pertenecen a la familia de su madre, María Luisa, desde hace generaciones y desde hace más de 30 años su padre se encarga de su cuidado.
“A mi padre hace tiempo que le gustaba la idea de producir un aceite de oliva virgen extra de alta gama y cuando nos lo planteó todos nos sentimos entusiasmados, nos gustaba la idea de crear algo todos juntos, tener un proyecto común de familia asentado en los olivos heredados de nuestros antepasados”, asegura Blanca Aguilar.
Las ocho hectáreas de olivar (de las cuales 2,6 son de olivos centenarios) de la familia Aguilar Segura se encuentran en la región de Humilladero, provincia de Málaga, limítrofe con la campiña de Sevilla y Córdoba, cuyo clima es templado muy estable durante todo el año. Sus olivos están situados a los pies de la Sierra de la Camorra, cerca de la aldea de Los Carvajales en un paisaje en el que abunda el olivar, roto apenas por otros cultivos. En su entorno encontramos la laguna de La Ratosa, paraje natural de agua salada, donde anidan flamencos y otras aves acuáticas.
En total cultivan cinco variedades diferentes de aceituna: Picual, Hojiblanca, Ocal, Lechín y Manzanilla, y el tipo de cultivo que mantienen es el tradicional, es decir, es una la plantación en la que los árboles están muy separados entre sí, aunque en el caso de los olivos centenarios entre 11 y 12 metros de distancia.
“Mantenemos este tipo de plantación porque permite que los olivos crezcan sin limitaciones de espacio, por lo que pueden vivir cientos de años. Al igual que nosotros hemos heredado los olivos de nuestros antepasados, nos gustaría que nuestros nietos siguieran disfrutando de ellos, además, es un tipo de agricultura mucho más sostenible que otras como la superintensiva, que agota los recursos de la tierra en un par de décadas”, asegura Blanca.
En cuanto a la época de recolección, desde el inicio tenían claro su apuesta por la recolección temprana porque su objetivo era hacer aceites muy frutados y con mucho aroma y sabor, “aunque la cantidad (debido al menor rendimiento) que produjéramos fuera menor”, reconoce Blanca.
La familia Aguilar Segura no cuenta con una almazara propia para molturar la aceituna que recogen de sus olivos, pero esto no supone ningún problema para elaborar su AOVE con la mayor garantía de calidad, puesto que tienen un acuerdo con Oleomorillo, donde llevan su aceituna para convertirla en AOVE. Para los responsables de Águra esto “significa tranquilidad, tenemos mucha confianza en ellos, en su manera de trabajar y sabemos que en Oleomorillo se preocupan por obtener el mejor aceite de nuestras aceitunas”.
Puede leer el reportaje completo en OLEO Revista nº 169.