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Las superficies contaminadas suponen, después de la vía aérea persona a persona, un medio de transmisión de la COVID-19. Detectar la presencia del virus (SARS-CoV-2) en las superficies de trabajo (manivelas, interruptores, pasamanos, carros, mesas y objetos de trabajo…) constituye una herramienta fundamental a la hora de verificar la eficacia de las medidas adoptadas para prevenir la extensión de la enfermedad en las actividades industriales y en la restauración y hostelería, entre otras.
El servicio de laboratorio de AINIA ha analizado en los últimos tres meses cerca de 1.000 muestras de control de SARS Cov2 en superficies y aguas de procesos y residuales. El 90% del total ha correspondido a superficies de instalaciones del sector de la distribución y la industria alimentaria. El 10% restante se ha realizado en centros educativos y aguas residuales.
Según datos del Ministerio de Sanidad, el SARS-CoV-2 puede permanecer entre 1 y 2 días en superficies de madera, ropa o vidrio y hasta cuatro días en plásticos, billetes, mascarillas quirúrgicas y acero inoxidable. Sin embargo, este tiempo puede variar en función de la temperatura y la humedad. Por ejemplo, con una temperatura de 22º C y un 60% de humedad, el virus sólo permanece activo 3 horas en superficies de papel. No obstante, en ambientes con temperaturas que oscilen entre los 21 y los 23º C y con un 40% de humedad, el coronavirus se mantiene activo durante 4 horas en superficies de cobre, 8 horas en cartón, 48 horas en superficies de acero inoxidable y hasta 72 horas en las de plástico.
Para Roberto Ortuño, responsable de seguridad alimentaria de AINIA, “controlar la presencia de SARS-CoV-2 en las superficies y las aguas (aguas de lavado en procesos de limpieza, por ejemplo) es una herramienta insustituible para verificar que las condiciones de las instalaciones y las operaciones de limpieza y desinfección son correctas, y nos permiten realizar las diferentes actividades industriales, de hostelería y restauración con garantías”.
Muestras de control
Para que la selección de la toma de muestras de control sea eficaz hay que identificar las superficies de mayor riesgo teniendo en cuenta, según explica Ortuño, “aquellos puntos más expuestos a la contaminación y que, por tanto, se puedan convertir más fácilmente en una zona contaminada; por ejemplo, por estar expuestos a una persona portadora del virus que pueda tocarla o toser sobre ella. Ya sea personal del propio establecimiento o público en general”. Fiabilidad
La metodología utilizada por AINIA se basa en identificar el material genético del virus mediante RT PCR real-time. En este proceso el ARN (material genético del SARS-CoV-2) se extrae del virus y se transcribe a ADN (cDNA) para realizar el proceso de PCR a tiempo real. Este sistema, validado por el Instituto de Salud Carlos III, ha conseguido unos índices de fiabilidad superiores al 90%.
La realización de esta prueba consta de cuatro fases: Toma de muestras, extracción del ácido nucleico, RT-PCR y análisis e interpretación de resultados. En un plazo máximo de tres días las empresas pueden conocer la presencia o ausencia del virus en sus instalaciones.
Es por ello que este tipo de análisis resulta de interés para un gran número de sectores y actividades diferentes como: industrias alimentarias, empresas de productos y servicios de limpieza y desinfección, fabricación de envases y embalajes, cosmética, sector de farmacia y parafarmacia, hostelería y restauración, organismos e instituciones públicas y privada.
Alerta temprana mediante el control de SARS Cov2 en aguas residuales
El pasado mes de junio, AINIA amplió su servicio de análisis de detección de SARS-Cov-2 en superficies y aguas de lavado, a aguas residuales. Este seguimiento constituye una fuente de información complementaria a la sanitaria para prevenir nuevos brotes de la pandemia.
Según ha explicado el responsable de seguridad alimentaria de AINIA: “aunque la técnica de amplificación y detección es la misma que utilizamos en el caso de superficies y aguas más limpias, el hecho de tratarse de aguas residuales hace que se deba adaptar el procedimiento de extracción para garantizar una recuperación suficiente. Además, en este caso, es importante poder cuantificar las unidades de los fragmentos de ARN detectados en la muestra, ya que para hacer el seguimiento en las aguas residuales es importante no sólo saber si hay ARN del virus, si no en qué cantidad”.
Así, ha indicado Roberto Ortuño que: “un aumento significativo de la carga vírica en las muestras analizadas de aguas residuales de una zona en la que existan afectados, incluso aunque sean asintomáticos, nos indicará que el grado de afección de la población está aumentando, lo que permitirá tomar medidas para frenar la curva de crecimiento”.