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Desde Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA), se realiza una interesante reflexión sobre las corrientes de desinformación acerca de la seguridad de los alimentos que consumimos y su repercusión sobre nuestra salud. Señalando su presencia es aún más injustificada cuando nos encontramos, sin ninguna duda, en el periodo de la historia en el que mayor control y supervisión se ejerce sobre la calidad y salubridad de los productos de alimentación que se producen, distribuyen, adquieren y consumen cada día en el ámbito de la Unión Europea.
Todos aquellos que residimos en el territorio de la Unión Europea podemos contar con la tranquilidad de que los protocolos de seguridad alimentaria establecidos por las autoridades competentes a nivel nacional y supranacional han sido reconocidos como los más estrictos y avanzados del mundo.
En este sentido, en AEPLA se incide en el silencioso, y a la vez imprescindible, trabajo que se lleva a cabo desde todas estas instituciones, y en especial desde la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), para garantizar que disfrutes cada día de alimentos sobre los que no exista ninguna sombra de duda, salvo la de aquellos que solo persiguen generar incertidumbre donde no la hay.
Para que podamos hacernos una idea más aproximada sobre las diferentes políticas de seguridad alimentaria en las que concentra sus esfuerzos la Comisión Europea, desde la asocación se realiza un intersante resumen sobre la normativa existente en estos momentos a nivle europeo, en relación al ámbito de la sanidad vegetal:
Normativa en materia de sanidad vegetal y productos fitosanitarios: la Unión Europea cuenta con una legislación meridianamente clara en lo referente al desarrollo, producción y comercialización de soluciones fitosanitarias, así como en relación a su uso sostenible tanto en la agricultura como en otros ámbitos, como las áreas verdes urbanas o forestales, en los que la premisa fundamental es el desarrollo de la Gestión Integrada de Plagas (GIP).
Utilización de principios activos en la agricultura: en consonancia con el punto anterior, la Unión Europea reconoce la necesidad de emplear sustancias de origen natural o químico para hacer frente a aquellas plagas y enfermedades cuya presencia suponga una amenaza para los cultivos europeos.
A partir de este reconocimiento, se desarrolla toda una serie de normativas relacionadas con los estándares a seguir para su almacenamiento, conservación y utilización de una forma óptima y segura en todos los sentidos.
Auditorías y análisis alimentarios: la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea realiza todo tipo de inspecciones, análisis y auditorías dirigidas a garantizar la seguridad alimentaria en el ámbito de la Unión Europea, en relación al empleo adecuado de aquellos instrumentos relacionados con la sanidad vegetal de los cultivos y la calidad de los productos agrícolas destinados a nuestra alimentación.
Como muestra de este ingente esfuerzo, cada año se lleva a cabo el análisis de alrededor de 67.000 muestras de alimentos, seleccionados de forma aleatoria para detectar la posible presencia de incidencias o malas praxis.
Sistema de alertas relacionadas con la seguridad de los alimentos: la Unión Europea cuenta actualmente con los estándares de seguridad alimentaria más exigentes del mundo, que se materializan en el funcionamiento de su Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF), una herramienta clave para el desarrollo y gestión correcta de los flujos de información en este ámbito.
Etiquetado y nutrición: del mismo modo, la Unión Europea desarrolla y supervisa la aplicación de normas dirigidas a que los consumidores europeos dispongan, en el etiquetado de los alimentos, de una información completa sobre el contenido y composición de los productos alimenticios, como premisa para garantizar su derecho a una información veraz y una alimentación segura.