Revista
30 años ha tardado Bodegas Torres en obtener uvas preparadas para el cambio climático. ¿Tardará lo mismo el sector del aceite? No, no puede permitirse ese lujo, tiene que acortar los plazos.
La otra salida, poner olivos en altura como se hace con los viñedos, es inviable por las heladas.
Las variedades de aceituna resistentes al cambio climático ( + 4 grados) se plantarán sobre estepas de cereales, y serán los inversores del olivar en seto quienes lo hagan. Pueden hacerlo, no tienen que arrancar olivos para cambiar de variedad. Y habrá más distancia todavía entre el olivar en seto y el tradicional. Más hectáreas de olivar en seto por un lado, y más hectáreas de olivar tradicional abandonadas por otro.
¿Qué puede hacer entonces el olivar tradicional?
Con el calor los olivos darán menos producción, menos ingresos.
La respuesta la tiene el policultivo. En la posguerra, se plantaron vides entre los olivos para abastecer mejor las casas. Después, solo permaneció el cultivo que daba mejor resultado. A día de hoy los vinos de la Denominación de Origen “Ribera del Guadiana” son los únicos que vienen de cepas entre olivos. También hay en la Rioja vides entre olivos aquí y allá cepas, pero es en la comarca de Tierra de Barros donde la vid y el olivo conviven de manera notable.
Hay resistencias en el sector del olivo a volver al policultivo, quizás porque se le identifica con necesidad, y trae malos recuerdos. Pero es que el cambio climático lo hace necesario.
El policultivo no es nuevo, además del caso de la vid hay que decir que ya los romanos plantaban cereales entre olivos. Y hoy en día Alvelal y Olivares de miel prueban con aromáticas, lo mismo que DIverfarming, que además incorpora azafrán y veza, o el Imidra, que experimenta con yeros entre olivos.
Hace falta una finca de 100 hectáreas de olivar donde experimentar con multitud de cultivos resistentes al cambio climático, para ver si no compiten con la aceituna. Y eso son tres ó cinco años de experimentación, no 30 años de travesía en el desierto como ocurrió con Bodegas Torres.
¿Se puede degradar el sabor del aceite en el olivar tradicional con cuatro grados más?
Esperemos que no. En todo caso el policultivo sacará las castañas del fuego.
El cambio climático viene con esta máxima, “más calor, menos agua”, las variedades de olivo más resistentes saldrán favorecidas, también los olivos que a día de hoy están a cierta altura o en zonas umbrías.
Hay otra opción al policultivo, la caza. Los cazadores celebran la idea del olivar de miel porque devuelve a ese “monte mediterráneo” llamado olivar las aromáticas.
Vuelven los arbustos al bosque humanizado que es el olivar, y los animales nidificarán y se ocultarán allí. La perdiz roja salvaje entre aromáticas de bajo porte, la caza mayor tras el romero.
En un contexto futuro de olivos dando menos producción, y quizás menos calidad de aceite (on verra), la caza junto a los aceites esenciales de las aromáticas constituyen una excelente fuente de ingresos, porque los pueblos que viven de la caza después no quieren otra cosa.
Y en régimen de policultivo, calle sí calle no con aromáticas, para permitir el manejo del laboreo del olivar.
Y está el ecoturismo, los festivales de lavanda, etc.
Posibilidades hay, pero como hizo Bodegas Torres, hay que innovar y experimentar. Estamos a tiempo.