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Un millón de especies en peligro de extinción. Es la advertencia que el IPBES, panel de expertos vinculado a la ONU, ha lanzado en un informe para la OCDE, en lo que han calificado como "La 6ª gran extinción" de la historia de la humanidad. Un desastre ecológico sin parangón que vuelve a reivindicar la necesidad, más que nunca, de realizar la transición hacia una economía limpia y una agricultura completamente sostenible.
"Es necesario revertir la tendencia de pérdida de biodiversidad si se quiere garantizar la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y un desarrollo más inclusivo y equitativo". Así concluye el citado informe, que ha reivindicado la Asociación Vida Sana en el Día Internacional del Medio Ambiente. La asociación ha consultado a María Loureiro, profesora de Economía Ambiental de la Universidad de Santiago de Compostela, en busca de perspectivas sobre la actual situación: "Los efectos calculados indican que el sector primario de la agricultura y la pesca serán de los más afectados", refiriéndose a los cambios que necesariamente habrán de realizarse en el futuro, "y existen muchos trabajos científicos que relacionan una mejor biodiversidad con una mayor producción agraria sostenible". Y es que el informe de la OCDE advierte también sobre los efectos en la degradación de los suelos, puesto que se ha reducido ya el 23% de la productividad de la superficie terrestre mundial. No es solo una cuestión ecológica, sino también económica. La pérdida de especies encargadas de actividades como la polinización de ciertos cultivos podrían causar pérdidas por un valor estimado entre 235.000 y 577.000 millones de dólares.
La transición hacia una bioeconomía libre de la acción especulativa de los monopolios, comprometida con valores con la sostenibilidad, la biodiversidad y el medio ambiente. Es la única solución para un sector como el agraoalimentario. Generar energías renovables, ahorrar residuos e incorporar dinámicas circulares al proceso de producción que guíen la transición hacia un modelo productivo completamente ecológico. Esto es lo que reclama la Asociación Vida Sana frente a esta situación, en un contexto en el que, a pesar de los avances, y las decisiones tomadas desde altas instancias como el Parlamento Europeo, todavía dominan las políticas dependientes de los combistibles fósiles y la industria del petróleo. De las acciones tomadas por la clase política, recuerda la entidad, dependerá el futuro de la humanidad, y anima a la población a manifestarse en este sentido: "Si los políticos no cambian, tenemos que obligarles a hacerlo, pero no sólo en las urnas, sino a través de actos de consumo responsable y ejerciendo toda la presión que seamos capaces de hacer allí donde sea posible llevarla a cabo, empezando por los consistorios municipales y también en las áreas gubernativas internacionales. La biodiversidad es un tesoro que hay que proteger no sólo por razones ecologistas, sino por razones económicas, poéticas y espirituales". Una reivindicación por lo verde y una apuesta clara por la sostenibilidad que consideran "obligación moral para empezar el cambio en nosotros mismos y a nuestro alrededor".