Revista
La campaña de aceite de oliva 2023/2024 ha sido atípica y decisiva para el sector. Tanto en España, principal productor mundial, como en otros países clave como Italia, Grecia o Túnez, la producción y el mercado han sufrido importantes sacudidas. Esta campaña no solo ha evidenciado los retos que enfrenta la industria, sino que también ha puesto de manifiesto cambios estructurales que parecen estar aquí para quedarse.
Un contexto marcado por la incertidumbre climática
El clima ha sido uno de los principales factores que ha condicionado la producción en 2023/2024. La sequía prolongada y las olas de calor han reducido considerablemente las cosechas en España y otros países del Mediterráneo. En el caso español, las previsiones iniciales apuntaban a una caída de la producción de hasta el 50%, lo que ha generado un importante aumento de los precios tanto a nivel nacional como internacional.
Las condiciones meteorológicas extremas no son un fenómeno pasajero, sino una tendencia que se está consolidando debido al cambio climático. El sector del aceite de oliva debe adaptarse a esta nueva realidad, con inversiones en tecnología que permita una mejor gestión del agua y el desarrollo de variedades de olivo más resistentes. No es suficiente con reaccionar; el sector debe anticiparse a estos cambios y reconfigurar su estrategia de producción.
Impacto en los precios y la cadena de valor
La reducción de la oferta ha desencadenado un aumento significativo en los precios del aceite de oliva, que ha alcanzado niveles históricos en algunos mercados. Si bien esto puede parecer una oportunidad para algunos productores, la volatilidad del mercado también ha generado incertidumbre en la cadena de valor, afectando tanto a productores pequeños como a grandes distribuidores.
Esta fluctuación en los precios ha expuesto la vulnerabilidad del sector. A largo plazo, es crucial estabilizar el mercado para evitar que el aceite de oliva pierda competitividad frente a otros aceites vegetales. Para ello, será necesario revisar la relación entre los diferentes actores de la cadena de suministro, con políticas que incentiven la sostenibilidad económica y social de toda la cadena.
La creciente presencia de la mujer en el sector oleícola
Uno de los aspectos más relevantes de los últimos años ha sido el incremento de la presencia femenina en el sector oleícola, tanto a nivel nacional como internacional. Cada vez más mujeres ocupan posiciones de liderazgo, desde la gestión de almazaras hasta la investigación y el desarrollo de nuevos productos. Esta mayor implicación de la mujer no solo diversifica el talento dentro de la industria, sino que también aporta nuevas perspectivas en la innovación y la sostenibilidad del sector.
El futuro del sector oleícola pasa, sin duda, por la inclusión y el fortalecimiento del papel de la mujer. El liderazgo femenino en la industria está marcando un cambio de paradigma, impulsando modelos de negocio más sostenibles, innovadores y socialmente responsables. Es vital continuar fomentando la participación de la mujer en todas las fases del proceso productivo y comercial, no solo como una cuestión de igualdad, sino también como una estrategia para el éxito futuro del sector.
Este artículo de opinión se encuentra completo para su lectura en el número 198 de Óleo