La elección de la almazara donde se procesa la aceituna es un factor determinante en la rentabilidad del olivicultor. Además de los costes de explotación de los olivares, el precio que el agricultor paga por molturar su cosecha puede hacer una gran diferencia en sus ingresos finales. De hecho, esta elección puede suponer hasta 12 céntimos por kilo de aceituna en ingresos adicionales, dependiendo de la eficiencia y los costes de la almazara.

Concentración en la industria olivícola portuguesa

En Portugal, el sector está marcado por una gran concentración agroindustrial. De las 502 almazaras existentes en el país, solo 10 procesan el 46% de toda la aceituna, que alcanza un promedio de 1,2 millones de toneladas, como refleja el análisis realizado por Juan Vilar, consultor estratégico internacional de Vilcon en su canal de Youtube. Esto muestra cómo un pequeño grupo de grandes almazaras domina la producción, beneficiándose de economías de escala que reducen los costes de molturación.

Diferencias en los costes de molturación: el caso de España

A nivel global, hay aproximadamente 13.900 almazaras que molturan, en promedio, 1,2 millones de kilogramos de aceituna cada una. En España, la situación es algo distinta: con 1.817 almazaras que procesan en torno a 3,3 millones de toneladas de aceituna al año (según el promedio de las últimas cuatro campañas), las diferencias en costes pueden llegar a ser significativas. Se estima que el coste de obtención de un kilo de aceite de oliva puede variar hasta 60 céntimos dependiendo de la almazara, lo que impacta directamente en los márgenes del olivicultor.

¿Cómo afecta la elección de la almazara?

Una correcta elección de la almazara puede ser crucial para maximizar la renta neta del agricultor. En muchas ocasiones, las grandes almazaras, al operar a mayor escala, pueden ofrecer menores costes de procesamiento una vez alcanzado su punto de equilibrio. Como dato curioso, hay almazaras que molturan hasta 160 millones de kilogramos de aceituna, casi 50 veces más que la media mundial, lo que les permite reducir los costes significativamente.

Por tanto, es esencial que los olivicultores evalúen cuidadosamente dónde llevan su cosecha. La capacidad de molturación, la eficiencia y los costes de la almazara pueden marcar la diferencia entre un buen margen de rentabilidad o una pérdida económica.