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En septiembre de 2024, los cultivos de olivo en Andalucía están experimentando un aumento en la incidencia de la mosca del olivo (Bactrocera oleae), una de las plagas más dañinas para la producción de aceitunas. Este incremento está vinculado principalmente a las condiciones meteorológicas, caracterizadas por descensos en las temperaturas y un aumento en la humedad ambiental, generadas por las tormentas recientes. La Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF) ha señalado que este ambiente favorece la proliferación de la plaga, especialmente en las provincias de Cádiz y Sevilla, donde el estado fenológico del olivo se encuentra en el endurecimiento de hueso (Fase H) y algunas áreas comienzan el envero (I1), lo que hace que los frutos sean más vulnerables.
Incremento poblacional de la mosca del olivo
Los registros muestran un aumento significativo de adultos en los mosqueros MacPhail, destacando las provincias de Cádiz con 4,20 adultos por mosquero al día, Granada con 2,80 y Córdoba con 1,20. Por otro lado, en las trampas cromotrópicas, aunque las capturas han sido más moderadas, Granada, Jaén y Cádiz presentan los valores más altos, lo que refuerza la tendencia al alza en la incidencia de la plaga.
Impacto en los cultivos y evolución de la picada
La incidencia de la mosca está provocando un aumento en la picada de los frutos en casi todas las provincias, con excepción de Málaga, que se mantiene estable. Los mayores valores de picada total se registran en Huelva (5,30%), Cádiz (4,90%) y Sevilla (4,10%). A pesar de ello, el porcentaje de picada viva sigue siendo bajo debido a las altas temperaturas de los meses estivales, que han provocado una elevada mortandad de huevos y larvas. Huelva, Córdoba y Málaga muestran los índices más altos de picada viva, aunque con valores muy bajos (0,90%, 0,70% y 0,40%, respectivamente).
Nuevas generaciones de la plaga en camino
Además, los muestreos han detectado la presencia de orificios de salida en frutos de las provincias de Córdoba, Granada y Huelva, lo que indica que en las próximas semanas habrá un nuevo ciclo de puesta y eclosión de larvas. Este fenómeno aumentará la presión de la plaga sobre los frutos, elevando aún más la incidencia de la mosca del olivo.
Tratamientos fitosanitarios y control biológico
Aunque los tratamientos fitosanitarios han sido limitados, algunas áreas de Sevilla y Jaén han realizado aplicaciones terrestres para mitigar el impacto de la plaga. Sin embargo, es fundamental que los oleicultores presten atención a las recomendaciones de tratamiento y utilicen materias activas autorizadas, respetando siempre las indicaciones del fabricante.
Por otro lado, el control biológico también juega un papel importante. Especies como Pnigalio mediterraneus, Psittalia concolor y Eupelmus urozonus pueden contribuir a reducir las poblaciones de la mosca del olivo, aunque en condiciones climáticas favorables para la plaga, el control biológico suele ser insuficiente por sí solo.
Condiciones óptimas para el desarrollo de la plaga
La actividad biológica de la mosca del olivo se detiene con temperaturas inferiores a los 6°C y superiores a los 35°C, siendo las condiciones óptimas para su desarrollo entre los 20-25°C. La humedad relativa alta, cercana al 80-85%, favorece también la incidencia de la plaga, por lo que el control fitosanitario se vuelve crítico en estas condiciones.
Para mantener los cultivos sanos y minimizar los daños, es crucial monitorear de cerca la actividad de la plaga y actuar en consecuencia, utilizando métodos de control tanto químicos como biológicos.