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La industria del olivo en Georgia está en auge, gracias a la visión de empresarios audaces como George Svanidze y al apoyo financiero del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y la Unión Europea (UE). La historia de Svanidze y su empresa, Georgian Olive, es un ejemplo inspirador de cómo la inversión en agricultura moderna y sostenible puede transformar las economías locales y mejorar los medios de vida.
Un sueño que se convierte en realidad
En 2009, Svanidze plantó su primer olivar en el este de Georgia, a pesar de los riesgos asociados a este proyecto piloto. Hoy en día, su finca abarca 1.500 hectáreas y produce aceite de oliva virgen extra de alta calidad, aceitunas verdes y negras en escabeche, que se venden en todo el país y se exportan a Europa y Asia.
El éxito de Georgian Olive se debe a varios factores:
El clima ideal de Georgia: El país tiene un clima mediterráneo con inviernos suaves y veranos calurosos, perfecto para el cultivo del olivo.
Un impacto positivo en la comunidad y el medio ambiente
Georgian Olive no solo ha tenido éxito a nivel empresarial, sino que también ha tenido un impacto positivo en la comunidad local. La empresa ha creado empleos para cientos de personas en una región rural y ha contribuido al desarrollo económico de la zona. Además, la empresa ha implementado prácticas agrícolas sostenibles que protegen el medio ambiente.
El futuro de la industria del olivo en Georgia
El futuro de la industria del olivo en Georgia es prometedor. La demanda de productos de oliva sigue creciendo y el país tiene las condiciones ideales para producir aceitunas de alta calidad. Con el apoyo continuo del BERD, la UE y otras organizaciones, la industria del olivo en Georgia puede seguir creciendo y prosperando.