Revista
Hoy 8 de Marzo, es el Día Internacional de la Mujer, como señala la FAO, es un día para celebrar los logros sociales, económicos, culturales y políticos de la mujer, al mismo tiempo que hace un llamada a la acción para fortalecer la igualdad de género y acelerar el empoderamiento de la mujer.
Óleo se une, un año más, a esta celebración contando con la opinión de nueve mujeres que decidieron emprender y crear su propio aceite de oliva virgen extra, compartiendo con los demás el producto creado a partir del cariño y la pasión por la tierra.
En está mesa de encuentro charlamos sobre la Mujer como emprendedora, como olivicultora. Nuestras invitadas son Blanca Aguilar, productora de AOVE Águra; Mari Carmen Barrios, gerente de Barrios Agrícola, y secretaria del consejo rector de la Cooperativa Guadalupe de Úbeda; Marifé Bruque, productora del AOVE Finca San José; María José Casero y María Ortiz Vilela, productoras de Olenda, y finalmente, las hermanas Carolina, Inés, Mónica y Rebeca Nieto, coproductoras de Alevoo.
Ser emprendedora en el sector del olivar: desafíos
Blanca Aguilar.- Yo siempre me he sentido muy bienvenida, en ningún momento me he sentido discriminada o que me trataran peor o con indiferencia por ser mujer. En realidad, mi mayor desafío en el mundo laboral vino cuando fui madre. Desde el momento que somos madres nosotras organizamos nuestro tiempo laboral en función del horario de los niños, mientras que los hombres siguen el mismo ritmo, esto crea una gran descompensación estés en el sector que estés, aunque lo notamos más las mujeres que trabajamos rodeadas de hombres.
Mari Carmen Barrios.- Cuando tomé la decisión de empezar en este mundo, lo hice de un modo impulsivo, no lo pensé ni poco ni mucho. Mi padre, al que le debo todo lo que soy y he aprendido en este mundo, después de una vida dedicada al cultivo del olivar, cuando ya vislumbraba los 80 años, nos reunió a sus cuatro hijos para indicarnos que él ya no se encontraba con las fuerzas necesarias para continuar al frente de la explotación agrícola, y nos trasladó su inquietud por su continuidad. En aquel momento, lo ví claro: yo continuaría. Así que emprender en este mundo me supuso salir de la zona de confort, asumir riesgos, iniciarme en un mundo que aunque me era familiar, también era totalmente desconocido. De igual modo, supuso apostar por la continuidad y por la tradición.
Marifé Bruque.- Como la propia palabra indica, buscar soluciones diferentes a los problemas actuales, asumiendo riesgos. Asumí la dirección del Olivar con el convencimiento de que tenía que cambiar el manejo del campo para optimizar los recursos que la naturaleza nos ofrece con la ayuda de los conocimientos técnicos y los medios actuales. Yo diría con los pies en la tierra y con los medios de hoy. El principal desafío ha sido la búsqueda de rentabilidad en un olivar tradicional. Cuando comencé había más diferenciación hombre-mujer, pero se está acortando bastante, actualmente los desafíos los estamos asumiendo de manera mucho más equitativa, es cierto que aún esperan oírte hablar o ver los resultados de tus iniciativas.
María José Casero y María Ortiz Vilela.- Significa ser una persona positiva, con mucha fuerza, resiliente y con capacidad de reinventarse y de pensar de una manera distinta, no convencional para resolver los problemas. La formación continua en todos los ámbitos de gestión, agrícola y de empresa es absolutamente imprescindible a fin de poder obtener niveles de eficiencia y eficacia en un sector con un gran potencial de transformación y crecimiento. Y los principales desafíos han sido la desconfianza en la capacidad de gestión del olivar, faltas de respeto sobre todo cuando determinadas personas confunden el que estés siendo educada con que estés flirteando con ellos.
Carolina, Inés, Mónica y Rebeca Nieto.- Emprender es un gran reto, hacerlo en el sector del olivar todavía más, y ya ni digamos siendo mujer. Aún así, ser emprendedora es un sueño hecho realidad que nos permite contribuir positivamente a nuestra sociedad mejorando la vida de las personas a través de nuestros productos ecológicos, a la vez que protegemos y cuidamos el medioambiente.
Dicho esto, centrándonos en el sector olivarero, podría destacar varios desafíos: la reticencia al cambio y a la innovación en el sector. Por lo general, el entorno rural está mucho más anclado en valores tradicionales por lo que se requiere más tiempo, formación y recursos para eliminar barreras tradicionales y favorecer así un cambio de mentalidad y la modernización del sector; el reconocimiento de la cadena de valor end-to-end. El sector olivarero es mucho más que el olivar. Por supuesto que si no hay cosecha, no hay AOVE, pero el AOVE producido tiene que comercializarse y llegar a la mesa de los consumidores por lo que tienen que desarrollarse todos los eslabones de la cadena para que así sea, no solo la producción, y la falta de valoración social del sector primario en general y de la agricultura en particular.
La mujer y su influencia en el entorno
Blanca Aguilar.- La incorporación de la mujer en cualquier sector masculinizado aporta una visión diferente, nueva y con menos reticencia al cambio. La mujer por lo general suele ser más empática, mira por el bien común más que por el suyo propio, esto se ve por ejemplo en que en el sector ecológico hay más mujeres que hombres, esto afecta a un beneficio medioambiental que afecta a toda la población. Nosotras tendemos más a la colaboración, al diálogo y esto siempre es beneficioso y ayuda al crecimiento general.
Mari Carmen Barrios.- Casi al inicio de mi andadura en este mundo profesional, me propusieron formar parte del Consejo Rector de la Cooperativa Nuestra Señora de Guadalupe de Úbeda. Acepté y me convertí en la primera y única mujer en ocupar un puesto en el Consejo Rector hasta ese momento, allá por el 2016. Al día de hoy, ocho años después, somos tres mujeres las que estamos en la junta directiva. Ese dato es el reflejo de lo que está pasando en el sector. Cada vez somos más las mujeres que estamos al frente de una explotación agrícola o ganadera, al igual que cada vez más, vamos accediendo a los órganos de gestión de las empresas agroalimentarias. La mujer aporta igualdad y diversidad a las organizaciones. Las hace más acordes al entorno donde se desarrollan y están implantadas. Además que la mujer vea en la agricultura un modo de vida, una oportunidad laboral y profesional, hace que la misma permanezca en los entornos rurales, y ello ayuda en gran medida a fijar la población en los territorios, a la continuidad de los pueblos y el desarrollo territorial.
Marifé Bruque.- Las mujeres estamos alcanzando puestos de responsabilidad y gestión que hace no muchos años eran impensables, hoy día somos muchas las que asumimos la gestión de nuestras tierras y lideramos los cambios en un momento de inminente transformación en el campo. Desde mi punto de vista, la mujer fija población en el mundo rural y ese es uno de los principales retos a los que nos enfrentamos, la formación y el cambio de mentalidad de la sociedad hacia una sociedad más equitativa y justa desde la escuela hasta la universidad, hace que la mujer esté preparada y formada para afrontar los grandes cambios a los que nos enfrentamos. Por mi experiencia la mujer tiene menos miedo al cambio y le cuesta menos salir del estado de confort en busca de convertir una idea en una innovación exitosa utilizando habilidades, visión, creatividad, persistencia, exposición al riesgo…
María José Casero y María Ortiz Vilela.- Hemos pasado de ser un elemento más de la cadena a ser el motor y la dirección de los proyectos. Nos encontramos en un entorno actual, donde cada vez son más los minifundios que se están abandonando, y las personas que se alejan de las zonas rurales para irse a vivir a las grandes urbes. Consideramos, sin embargo, que sobre todo en la última década ha habido un cambio, un movimiento liderado por muchas mujeres que promueve la vuelta a las raíces, al campo, a la esencia y que busca eliminar el abandono de las tierras. Ejemplos como el nuestro pueden encontrarse en poblaciones cercanas a la nuestra como Requena o Chiva.
Carolina, Inés, Mónica y Rebeca Nieto.- La participación de la mujer cada vez es mayor en el sector olivarero y ha sido el motor del cambio en muchas empresas. Bien por tratarse de empresas familiares en las que el negocio va pasando de generación en generación, o bien por el interés creciente en dicho sector, cada vez encontramos más mujeres que desempeñan su carrera profesional en el ámbito del olivar. Desde la dirección de almazaras, la creación de nuevas empresas, la implantación de nuevos modelos de negocio, I+D, hasta la forma de consumir el AOVE, el talento femenino cada vez está más presente en el sector y confío firmemente en la sostenibilidad de dicha tendencia.
La diversidad es crucial y la mujer aporta un cambio de mentalidad al sector necesario para ser competitivo. Para el crecimiento sostenible del sector es necesario nuevo talento, nuevas sensibilidades y nuevas capacidades para hacer frente a los retos del sector tanto a nivel nacional como internacional.
Este encuentro y diálogo femenino estará disponible para su lectura completa en el próximo número 196 de Óleo.