En España, el 19% de todas nuestras exportaciones proceden de la industria alimentaria, aunque según los más recientes datos del INE, sólo el 6% de los trabajadores participan en él. Esta situación está haciendo que este sector altamente productivo sea muy dinámico y se profesionalice cada vez más.

El motivo es que es una actividad económica permeable a la incorporación de la innovación, entre otras cosas, por el perfil técnico de las nuevas generaciones, que están apostando por introducir poco a poco la tecnología en su día a día. De hecho, España es uno de los países con mayor número de startups agrotech. Y se están haciendo cada vez más acciones con emprendedores en este nicho de mercado, siendo una de las más recientes la convocatoria Agro Up! haz crecer tus ideas.

Actualmente contamos con datos que demuestran que más del 93% de los agricultores y ganaderos tiene conectividad en sus instalaciones. Y según señala el Observatorio para la Digitalización del Sector Agroalimentario Español realizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), las soluciones tecnológicas más utilizadas son el correo corporativo, que utilizan más del 82%; la ofimática, más del 78%; el antivirus, más del 73%, las facturas digitales, casi el 55% y la contabilidad automatizada, más del 51%. 

Pero quizás estemos dejando de lado una herramienta que cada vez se está haciendo más presente y que puede ayudar a lograr el próximo desafío al que se enfrenta el sector agroalimentario y que es la doble transición digital-sostenible. Donde es necesario incorporar de forma masiva la sensorética, la automatización, la robotización y los drones que permitirán llevar a cabo una completa digitalización de todos los procesos respetando el medioambiente. El 5G, que en el caso de Telefónica ya está disponible para el 87% de la población española, permitirá hacer realidad esa agroindustria 4.0 de la que tanto tiempo llevamos hablando y que hará más rentable un sector tan necesario.

¿Cómo se puede utilizar el 5G en el campo? 

Esta tecnología se ha convertido sin quererlo en una ayuda transparente que dota de datos todas las acciones que se realizan sobre el terreno, como el cultivo o el pastoreo, permitiendo que se saquen conclusiones que son muy útiles para mejorar el trabajo diario.

De esta forma, se va a conseguir que se agilice la intralogística de estas industrias y que se pongan en marcha centros productivos flexibles que funcionen en base a la carga de tareas. También va a permitir otros beneficios, como, por ejemplo, que se facilite la trazabilidad de los productos desde su origen hasta el consumidor, pasando por todas las etapas de su procesamiento.  

El paradigma de “todo está conectado” emula los modelos que actualmente se desarrollan en el mundo de la automoción. La industria del automóvil sabe que las máquinas tienen que poder comunicarse continuamente para disponer de información en tiempo real, pero no puede cablear todo y la WiFi no tiene suficiente capacidad para una conectividad sin fisuras. Lo mismo ocurre cuando hablamos de bodegas y naves. 

Un ejemplo lo tenemos en lo que ha hecho la operadora británica Virgin Media O2 para su proyecto piloto de “la granja conectada del futuro” en el Sur de Inglaterra. Lo hizo en una finca de unas 50 hectáreas de Cannon Hall Farm. Gracias a una red de sensores y monitores, la conexión se amplió a todo el espacio, sin dejar ningún punto sin cobertura, lo que se tradujo en ahorro de tiempo y dinero en las actividades agrícolas, dando lugar a una agricultura inteligente. 

Pero no fue el único beneficio. Muchos ganaderos se quejan de robo de material y pérdida de ganado, pero gracias a los sensores, rastreadores e interruptores se puede controlar en tiempo real la ubicación de estos activos de gran valor o recibir alertas de las puertas que hay abiertas. Esto significa que los granjeros pueden liberar el tiempo que antes dedicaban a las comprobaciones manuales. También incrementó la seguridad de los trabajadores. 

Al ampliar la cobertura a todo el terreno, los trabajadores que sufrieron un accidente pudieron ser atendidos rápidamente. 

Diversos estudios, señalan que, en los últimos 30 años, el rendimiento de los principales cultivos ha disminuido a nivel mundial entre un 4% y un 10% debido al cambio climático. Para combatir el impacto de fenómenos meteorológicos cada vez más impredecibles y extremos, como las inundaciones y sequías, parte de la prueba valorada a través de sensores de humedad conectados al suelo, la temperatura atmosférica y la humedad. Al medir la salud de los cultivos, se pudo ajustar el riego y las intervenciones necesarias en tiempo real. 

De hecho, un estudio que se hizo asociado a este proyecto demostró que una mejor conectividad rural podría impulsar la economía del Reino Unido en más de 75.000 millones de euros y aumentar el empleo en más de un 6% al crear nuevos puestos de trabajo. Por lo tanto, el futuro próximo exige una conectividad robusta, fiable y móvil para conectar los sistemas de riego, recoger medidas de contadores o estaciones meteorológicas aisladas, comunicar y organizar las cosechadoras autónomas e incluso incorporar una gama de robots que acompañen a los trabajadores en su labor de campo o incluso guiando a los animales, a modo de pastor virtual, o monitorizando su salud. Asimismo, el mar de plásticos de Murcia ya es un laboratorio de pruebas, donde hay cámaras que inspeccionan la calidad del producto y en el que se utilizan algoritmos avanzados tras una recogida intensa de información por parte de múltiples sensores ambientales ubicados en los cultivos. Y, que al ser cruzados con datos de mercado toman un papel activo en la variedad del cultivo que se elige para plantar y cuándo debe hacerse. 

También permitirá avanzar en el uso generalizado de modelos estimativos o gemelos digitales con los que experimentar antes de hacer realidad el producto.

Una solución para cada reto

Por lo tanto, el gran reto es digitalizar el campo. Si gracias al 4G y al 5G llevamos la conectividad y Edge Computing a cualquier parte del mundo, podremos gestionar los propios del sector, entre los que destacan:

• Escasez de mano de obra y necesidad de profesionales cada vez más especializados que impulsen un cambio en los propios modelos productivos. 
• Falta de competitividad, debido a la unicanalidad, costes altos y poca automatización de las tareas.
• Un consumidor cada vez más exigente, que pide transparencia en la producción y origen y una garantía de abastecimiento, con lo que eso supone en exigencia de estándares de seguridad y calidad.
• Los efectos del cambio climático, lo que da lugar a la necesidad de reducir de forma controlada el uso de fitosanitarios y una mejora de los recursos estratégicos, como el agua.

Por eso, es una buena noticia el despliegue masivo del 5G en todo el territorio en los próximos años. Ello hará que la conectividad y la capacidad de cómputo se acerque al usuario allá donde esté y facilite la toma de decisiones en base a los datos. Lo que nos beneficiará a todos.

Artículo de opinión publicado en el número 195 de Óleo.