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Los ingenieros agrónomos y las empresas de AEFA que trabajan en el desarrollo de productos fitosanitario de origen biológico encienden la luz de alarma: es muy difícil luchar contra plagas y enfermedades que se pueden llevar por delante hasta el 40% de la producción de nuestros cultivos si la legislación sigue prohibiendo principios activos de síntesis y ralentizando la llegada al mercado de sustancias de biocontrol. Y lo va a ser mucho más en los próximos años si todo continúa igual.
Ambas entidades han lanzado la voz de alarma durante la jornada de clausura del IV Programa de Agronutrientes y Bioestimulantes AEFA-COIAL, gracias al cual, el sector de los bioestimulantes, nutrición especial y productos fitosanitarios de origen biológico lleva formando a ingenieros agrónomos en una disciplina que exige un altísimo grado de especialización, difícil de encontrar en el mercado actual. Gracias a este programa, una élite de ingenieros agrónomos se está incorporando a las empresas del sector que son pioneras a nivel mundial.
Sin normativas adecuadas
“Las empresas que desarrollamos productos fitosanitarios de origen biológico llevamos 25 años con el mismo problema: la falta de normativas adecuadas para nuestras actividades. La legislación española ha de modificarse para permitir el uso de diferentes tipos de bioestimulantes, al igual que la UE ha de cambiar el Reglamento 1.107, que regula los productos fitosanitarios. El mercado necesita nuevos productos de biocontrol como alternativa para reemplazar la amplia gama de productos fitosanitarios que se utilizaban hasta ahora, muchos de los cuales se están prohibiendo”, lamenta Pedro Peleato, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes (AEFA), integrada por 59 empresas españolas, la mayor parte de las cuales está radicada en la Comunitat Valenciana.
Las dificultades en los procesos de registro imponen una serie de restricciones que son poco coherentes con el origen biológico de las soluciones que se desarrollan, lo que dificulta la introducción de alternativas en el mercado. En muchas ocasiones, el proceso para conseguir que un producto vea regulado su uso y pueda introducirse en el mercado es de hasta ocho años.
“Es necesario que nos unamos y exijamos a las autoridades tanto nacionales como europeas que amplíen o modifiquen la línea de productos sostenibles de bajo riesgo o de biocontrol. Debemos promover prácticas agrícolas más sostenibles y no morir en el intento”, subraya Peleato.
Alerta sobre los plazos
La regulación europea para la Agenda 2030 exige reducir al menos en un 50% el uso de productos fitosanitarios, en un escenario donde cada año se detectan nuevas plagas y enfermedades en el territorio de la UE. El decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Levante, Joaquim Aguilella, alerta sobre los plazos: “Si no se toma en serio ya la necesidad de agilizar los procedimientos y ampliar las posibilidades para que las tecnologías adecuadas puedan incorporarse al mercado nos encontraremos en una situación de ausencia de soluciones contra ciertas plagas y enfermedades. Y esto no es una cosa que vaya a repercutir sólo en los agricultores, sino que va encarecer todavía más la cesta de la compra y que nuestra alimentación acabe dependiendo de terceros”.