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La alimentación representa el 40% de los hurtos en los supermercados. De hecho, los ibéricos, el atún y el bonito lideran junto a los licores y los vinos el TOP 5 de productos desaparecidos misteriosamente de nuestros supermercados en el último semestre.
Este incremento de la pérdida desconocida está en constante evolución, y no parece que haya tocado techo, sino que continuará aumentando a la par que la inflación. De hecho, el 86% de los hurtos se cometen por personas de forma reincidente, ya sean profesionales o clientes habituales, que revenden los productos por debajo de su precio.
Con este informe, la empresa STC, referente del sector de la protección de productos con sistemas anti hurto, pone de manifiesto la predilección del consumidor nacional por sustraer productos locales y gourmet, según su lugar de origen.
“En Castilla y León no perdonan la caña de lomo, en Canarias, Ceuta y Melilla desaparece el aceite de oliva”. Estos son algunos de los datos extraídos del último informe de la empresa especializada en la protección de productos en el punto de venta, STC; un estudio interno sobre el impacto de la pérdida desconocida en los supermercados españoles que detalla cómo, cada vez más, los establecimientos se ven obligados a poner medidas para persuadir y evitar los hurtos de productos.
Salvador Cañones, socio-director de STC, señala “Si algo hemos aprendido en las últimas décadas es que el hurto no es inherente en particular a nadie. Hurtan los jóvenes, los adultos y los mayores, sin diferencia de sexo ni siquiera de condición económica. Los hurtos se cometen a partes iguales entre clientes habituales y ladrones profesionales, aunque la motivación es diferente. El cliente habitual puede hacerlo por varias razones, aunque ninguna justificaría la comisión del hurto. En cambio, el profesional obedece a un trasfondo puramente económico: hurta aquello que tiene alto valor y un gran atractivo, porque es fácilmente revendible, como las bebidas alcohólicas o los ibéricos”, concluye.
La actual situación que vivimos, la inflación, con la subida de precios indiscriminada en la cesta de la compra, hace que, lejos de disminuir, este aumento de hurtos en los supermercados crezca. “La prevision en la que trabaja toda la industria, lamentablemente, es de que los hurtos van a seguir creciendo. Los motivos son claros: menor disponibilidad económica y necesidades creadas que no podemos dejar de satisfacer. Priorizamos pagar gimnasios, teléfonos móviles o plataformas digitales, ya que todo es necesario y pagamos religiosa y mensualmente por banco. Pero, cuando vamos a hacer la compra es fácil “distraer” algunos productos, sean estos necesarios o de puro placer “continua Cañones.
Por Comunidades Autónomas
El estudio, que se ha realizado en establecimientos de todo el territorio nacional, arroja datos curiosos sobre las preferencias a la hora hurtar según la comunidad en la que se vive. Por ejemplo, la pasión por las conservas de bonito y atún en Madrid, Aragón, País Vasco o Cantabria; o que en las Islas Baleares los dos productos ‘especiales’ que más desaparecen sean el queso de Mahón y los licores originarios de las islas. Así como, en Canarias y Melilla, tienen un gusto especial por el hurto de aceite de oliva.
Salvador Cañones, socio-director de STC finaliza,: “Las cadenas de alimentación que trabajan con nosotros buscan precisamente esto, por un lado, ayudar al cliente honrado a no caer en la tentación de buscar un descuento, y por otro, invitar al ladrón profesional a desplazarse a otro establecimiento no protegido o simplemente protegido con otras soluciones menos eficaces que las que ofrecemos. No olvidemos que el hurto, al igual que la energía, no desaparece. Simplemente, va a otro lado”.