La utilización de variedades de olivo de resistencia conocida es una medida indirecta que puede ser muy efectiva en el control integrado para combatir las principales enfermedades que afectan a este cultivo. Así y como nos recuerdan desde la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF) de Andalucía, las enfermedades más frecuentes del olivo son las siguientes:
- La Antracnosis o Aceituna jabonosa: es una enfermedad dependiente de la humedad. La esporulación requiere de una humedad relativa elevada (>90%). Los agentes causantes con Colletotrichum gloeosporioides y Colletotrichum acutatum, siendo esta última especie la más común en Andalucía. Esta enfermedad se manifiesta por dos síndromes: la podredumbre de las aceitunas y la desecación de las ramas. El síntoma más conocido es el primero que produce manchas necróticas deprimidas de aspect jabonoso. Un segundo síndrome asociado a ésta, es la desecación y muerte de ramas del árbol. Además de la pérdida directa de producción, produce un grave deterioro de la calidad del aceite, dando lugar a los denominados aceites colorados. Las variedades de olivo más resistentes a esta enfermedad son la Verdial de Huevar, el Lechín de Sevilla y la Picual. Por otro lado, está la Gordal, que es la más susceptible a ser atacada. Independientemente de la variedad, las aceitunas aumentan su susceptibilidad con la presencia de heridas y de forma muy acusada con la maduración.
- El Repilo: está considerada la enfermedad más frecuente del olivar en España. El agente causal es el hongo Fusicladium oleagineum. Los síntomas más característicos de esta enfermedad consisten en manchas circulares de color oscuro, rodeadas en ocasiones por un halo amarillento que se desarrollan en el haz de las hojas. En el envés pueden aparecer manchas difusas a lo largo del nervio central que son menos distintivas. Existen variedades más o menos resistentes a esta enfermedad con son el Lechín de Sevilla, el Lechín de Granada y Frantoio. Arberquina, Manzanilla de Sevilla, Picudo y Verdial de Huevar son muy susceptibles a ser atacados por este agente.
- La Verticilosis: está causada por el hongo Verticilium dahliae es una enfermedad que afecta al Sistema vascular de los olivos. Se pueden observar 2 tipos de síntomas: el decaimiento lento y la apoplejía rápida. En el primero, se produce el momificado de las inflorescencias, permaneciendo adheridas a las ramas al igual que las hojas más jóvenes en los ápices de los brotes, acompañado de una defoliación de las hojas viejas. En la apoplejía rápida se suele manifestar en otoño e invierno, con una rápida clorosis y necrosis de las hojas y una rápida seca de brotes y ramaje, empezando desde la punta y avanzando hasta la base de las ramas; en olivos jóvenes se produce la muerte del árbol entero, mientras que en los olivos viejos se dan secas parciales. Algunas veces solo una parte de la planta puede mostrar los síntomas mientras que otra no lo hace. No existe ninguna variedad resistente a la enfermedad, aunque si hay menos susceptibilidad como es el caso de las variedades Frantoio y Empeltre. La picual, cornicabra, picudo y lechín de Granada presentan una mayor susceptibilidad.
- La Tuberculosis: está causada por una bacteria, Pseudomonas savastanoi pv. savastanoi, que tiene como huésped principal al olivo. Esta enfermedad se caracteriza porque la bacteria forma tumores en las ramas, que son menos frecuentes o inusuales en hojas y frutos. La presencia numerosa de los tumores o “verrugas” puede provocar un debilitamiento general y pérdida de productividad en el árbol. Hay variedades más resistentes como son el caso de la cornicabra y la verdial de Badajoz. En el otro lado nos encontramos la picual y la verdial de Huevar que presentan cierta resistencia.