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El olivo es uno de los cultivos leñosos más extendidos en el territorio nacional. Según datos de Eurostat, España es el país de la Unión Europea con más cultivos de olivo con un 55% del total, distribuidos en alrededor de 4,6 millones de hectáreas. Sin embargo, su cultivo es complejo puesto que alcanza la cima de su productividad a partir de los 35 años de vida, siendo los primeros 7 años totalmente improductivos y presentando una productividad creciente a los 10 años, 15 años con los sistemas de cultivo tradicionales La incidencia creciente de la verticiliosis en los campos del olivar, así como la amenaza de nuevas enfermedades bacterianas como la Xylella fastidiosa, suponen un problema de gran importancia que el sector olivarero debe detener cuanto antes para evitar importantes pérdidas económicas.
Con los métodos tradicionales no es posible detectar los síntomas iniciales de estas enfermedades del olivo por lo que, en la mayoría de los casos, cuando se descubre la enfermedad ya es demasiado tarde. A partir de está problemática AINIA, junto con la empresa DOMCA, la Sociedad Cooperativa Andaluza (DCOOP), Laboratorios NEVAL, VISIONA Ingeniería de Proyectos y la asociación de fabricantes de soluciones de biocontrol (IBMA España), ha puesto en marcha el proyecto que se denomina Grupo Operativo SALUD OLIVAR: “Desarrollo de estrategias innovadoras para el control de enfermedades endémicas y emergentes en olivo en España”, y se encuentra cofinanciado por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) de la Unión Europea y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el marco del Programa Nacional de Desarrollo Rural 2014-2020. Es un grupo supraautonómico de investigadores, cuyo objetivo es desarrollar estrategias innovadoras y sostenibles de detección, control y tratamiento de dos de las enfermedades que atacan al olivo con mayor virulencia: la verticiliosis y la Xylella fastidosa.
Las lineas de trabajo se centran en tres vertientes distintas: la prevención, la detección temprana y el tratamiento de árboles ya contaminados. A partir de este objetivo se aplicarán tecnologías innovadoras en la detección automática de síntomas de estas enfermedades mediante sistemas automatizados para la monitorización de cultivos y teledetección hiperespectral y térmica, junto con sistemas de biocontrol más sostenibles y naturales, que reduzcan el empleo de fitosanitarios químicos tradicionales para prevenir y controlar tanto enfermedades emergentes del olivo (como la Xylella fastidiosa o Síndrome del decaimiento rápido del olivo) como enfermedades endémicas (como la Verticiliosis). Además, también se van a desarrollar nuevos bioestimulantes para aplicar a los cultivos y poder aumentar la resistencia del olivo al estrés o mejorar la calidad de la cosecha de aceitunas.
Como ha explicado Ana Torrejón, del departamento de biotecnología de AINIA: “las enfermedades que amenazan al olivo son una de las principales preocupaciones de los agricultores; sobre todo aquellas que, por su virulencia, como es el caso de la X. fastidiosa o la verticiliosis, pueden llegar a destruir hectáreas de olivares en pocos años. Nuestro objetivo es desarrollar una estrategia integrada que permita dar respuesta al sector olivarero y de producción de aceite de oliva en la lucha contra estas enfermedades del olivo, para que pueda continuar progresando una industria de gran importancia en nuestro país”.
“Esta modernización de las prácticas de cultivo, repercutirá en toda la cadena de valor del olivo: desde el agricultor, pasando por el transformador de la industria oleícola o de aceitunas de mesa, hasta llegar al consumidor final; que podrá acceder a productos producidos de forma sostenible, libre de fitosanitarios químicos”, ha añadido Joaquín Espí, técnico del departamento de Biotecnología de AINIA.