Revista
La cosecha de la aceituna en 2022 no está siendo fácil. En el caso de la olivicultura, durante esta campaña, la sequía se ha convertido en el principal enemigo provocando una reducción considerable de las toneladas recogidas. Las condiciones climatológicas, en cambio, han mejorado la calidad de la fruta. La suma de estos dos factores conlleva un incremento de los precios, algo necesario para que los agricultores puedan hacer frente a los efectos provocados por la disminución de la cosecha.
La recogida de la aceituna en Pago de Valcecuevas, almazara situada en la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco, comenzó con unos días de retraso debido a las lluvias que se registraron a mediados de noviembre. Su director técnico, Jesús Aparicio, se muestra optimista respecto al resultado de la cosecha, “el año es corto en cuanto a cantidad de aceituna, pero estamos observando que el producto tiene muy buena pinta en cuanto a calidad. Aunque es pronto para determinar el resultado final de nuestro aceite, las perspectivas son extraordinarias”.
La obtención de aceites de la máxima calidad es, desde el inicio del proyecto en 2011, el principal propósito de Pago de Valdecuevas. Para lograrlo, apuesta mayoritariamente por la arbequina, una variedad de aceituna que “se presta a las condiciones climáticas de la zona, es muy mecanizable y da como resultado aceites de una excelente calidad muy apreciados a nivel internacional”.
El olivar, la base de los aceites de Pago de Valdecuevas
El olivar es una pieza fundamental en el proyecto de Pago de Valdecuevas. Tras un minucioso estudio de las condiciones climáticas y del suelo, decidieron ubicarlo en una finca enclavada a 850 metros de altitud. El pago, rodeado de pinos y cipreses, se caracteriza por una orografía variada. El suelo posee una excelente estructura, porosidad y drenaje, lo que confiere al olivar unas características muy particulares. El clima es mediterráneo continental con inviernos fríos y largos y veranos secos y calurosos. La temperatura media del año es de 13ºC, con grandes contrastes entre el día y la noche, principalmente en los periodos de actividad vegetativa del olivar, lo que potencia la calidad aromática del fruto.
La apuesta inicial fue con el cultivo de 118 hectáreas de arbequina, una aceituna esférica y de bajo peso que en la actualidad sigue siendo la variedad principal con una extensión que aumenta cada año. Su porte abierto y reducido vigor lo que facilita la mecanización. De esta variedad se obtienen aceites de alta calidad, algo dulces y muy afrutados. En la finca convive con las variedades Picual, y Manzanilla Cacereña.
La almazara, la primera ubicada en Castilla y León
Tres años después del inicio del proyecto, la familia se planteó la construcción de una almazara “para poder dar valor añadido a la calidad de nuestro producto”. Situada en la propia finca, se encuentra equipada con los sistemas de producción más vanguardistas. La finalidad es reducir los tiempos de elaboración y mejorar así la calidad del producto. El proceso de extracción se realiza siempre en frío (menos de 20ºC) y, tras el decantado por procedimientos naturales, el aceite se almacena en la bodega donde reposa en depósitos de acero inoxidable a una temperatura constante.
El principal valor de Pago de Valdecuevas es cuidar al consumidor. Para ello, realiza controles de calidad en el campo: vigilando la evolución, maduración y recolección de la aceituna; en la almazara: donde se utilizan los medios más modernos para proteger la fruta y, como no, controlando al máximo el aceite durante su extracción, almacenaje y envasado.