La firma Picualia nacía con un objetivo claro: producir AOVE de máxima calidad y ser referentes en experiencias oleoturísticas. Para ello, han logrado que sus instalaciones sean diferentes a las de una almazara tradicional y por ello recibieron el premio a la Mejor Almazara de 2016. Consiguen que todo aquel que les visita se lleve una lección aprendida, además de hacerse fans de su producto y su marca. Y en los últimos días han conseguido implementar una experiencia que permite al visitante recolectar aceitunas cualquier día a cualquier hora gracias a la realidad virtual.

Picualia se propuso ser más que un escaparate de la cultura del olivar y el aceite en la provincia de Jaén, ser un ejemplo de empresa oleoturística que fuese capaz de ofrecer experiencias sin salir de la propia almazara y una de ellas fue la de plantear el reto de virtualmente, ser capaces de hacer vivir una experiencia completa a los turistas que visiten la almazara. Este proyecto ha visto la luz en los últimos días.

El oleoturismo es su segunda unidad de negocio, y a pesar de no ser un valor económico en sí mismo, les supone un gran valor estratégico. Era algo que tenían claro desde que se fusionaron las cooperativas Agrícola de Bailén y Virgen de Zocueca en 2009. Había que trabajar en una estrategia empresarial y crear una almazara que se pudiera visitar y que fura diferente al resto.

“Los turistas que vienen a hacer catas de AOVE y a visitar nuestra almazara y salen enamorados del producto y fans de nuestra marca, algo que en un lineal no lo conseguimos”, reconoce Juan Antonio Parrilla, director de Marketing de la firma.

Gracias a los grandes espacios con los que cuentan, pueden recibir desde grupos de dos personas hasta grupos de tres autobuses. “Nuestro potencial de crecimiento es muy grande de modo que podemos trabajar con turoperadores especializados en viajes familiares hasta los que trabajan con grandes grupos”. Otro valor con el que cuentan es la localización de la almazara que se encuentra en la salida 299 de la autovía A-4.

Trabajan con diferentes paquetes que van desde el básico por 5 euros la visita hasta otros más completos que van desde 15 euros a 35 euros, en los que se va más allá de la mera visita a la almazara. “Queremos marcar la diferencia entre precio y valor, el turista paga una cantidad por visitarnos y conocer nuestro producto pero el valor que damos en esa visita es superior a ese precio”, asegura el director de Marketing de la firma.

“En función de la época del año que nos visiten la visita en sí será de una forma u otra. Por ejemplo, en época de recolección tentemos un pack que incluye la visita al campo donde el agricultor recibe a los visitantes y les explica cómo se hace el trabajo actualmente y cómo se hacía antiguamente; en época de floración pueden conocer más sobre la flor del olivo… y vengan cuando vengan, siempre se irán con una lección aprendida”, asegura Parrilla.

Ya dentro de la almazara se pueden contratar diferentes actividades, entre ellas, la de “hacer tu propio aceite”. Para ello cuentan con una almazara en miniatura donde los visitantes pueden seguir el proceso de producción de su propio aceite con las aceitunas que han recolectado previamente en el olivar, y llevarse una botella con el zumo de aceituna que han hecho ellos mismos. También cuentan con talleres de elaboración de jabones, entre otras actividades.

Puede leer el reportaje completo en el número 168 de OLEO Revista.