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A la espera de que se apruebe la nueva norma de calidad para el aceite de oliva, que el sector lleva décadas esperando que se actualice esta legislación y parece que todo apunta a que durante 2019 verá la luz. Los elementos principales que nos traerá la nueva norma con la trazabilidad, la diferenciación entre los aceites vegetales (de oliva versus de semillas) y las cuestiones relacionadas con el etiquetado. José María Ferrer Villar, jefe del Departamento de Derecho Alimentario de AINIA, nos habla en este artículo los puntos más relevantes.
Nuestro país, como primer productor y exportador mundial de aceite de oliva debe actualizar la regulación para este producto, no es razonable que sigamos trabajando con una disposición que se aprobó hace 35 años. Se prevé que a lo largo del año 2019 se publique la nueva norma de calidad aplicable al aceite de oliva adaptada a los avances tecnológicos del sector.
La nueva norma centra su actualización en 4 elementos fundamentales:
Simplificación y clarificación del escenario para los aceites vegetales, se centrará exclusivamente en el aceite de oliva.
Trazabilidad, podemos calificar este punto como uno de los ejes entorno a los que se vertebra la nueva regulación para aportar mayor control, confianza y seguridad en el producto.
Clasificación de los productos y características de las instalaciones, el legislador trata de descender a detalles más concretos que puedan facilitar la actividad y el cumplimiento de la normativa.
Etiquetado e información sobre los productos, se delimitan los posibles productos aportando claridad tanto para los consumidores finales, como para los operadores industriales.
Aceite de oliva versus aceites de semillas
El primer elemento que llama la atención de la nueva norma de calidad del aceite de oliva es la rotunda separación respecto a los aceites vegetales. En consonancia con la importancia que tiene el aceite de oliva en España se ha decidido que los aceites vegetales queden regulados en dos grandes bloques, por un lado, el aceite de oliva y orujo de oliva y, por otra parte, habrá que esperar para ver cómo se resuelve la cuestión sobre el resto de los aceites vegetales.
Venimos de una legislación no sólo desfasada, sino confusa al abordar tanto los aceites de oliva como otros aceites vegetales. Ante esta situación el legislador ha considerado oportuno separar la regulación de los aceites vegetales, entendemos que de esta forma todos los agentes intervinientes salen ganando, tanto la industria, los consumidores, como las autoridades competentes.
El hecho de disponer de una norma propia en el caso de los aceites de oliva, permite una mejor adaptación a los planteamientos de la nueva norma en materia de producción y autocontrol, envasado y etiquetado.
Puede leer el artículo completo en el número 175 de Oleo Revista.