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La Consejería de Agricultura ha publicado la cifra de aforo para la próxima campaña. Tal y como habían apuntado las previsiones realizadas por las asociaciones, las cifras obtenidas estarán por debajo de la media de los últimos cinco años. Se estima una predicción aproximada de 1,2 millones de toneladas en todo el territorio nacional. Contrasta, ese dato, con el logrado la pasada campaña, con una cosecha récord de 1,8 millones de toneladas.
Andalucía rozará el millón con 983.680 toneladas producidas, un descenso del 32,7% con respecto a la campaña 2018/2019 y un 6,9% por debajo de la media del último lustro. Jaén volverá a sostener la comunidad andaluza con casi la mitad de lo producido, 455.070 toneladas de aceite: un 2,4% por debajo de las últimas 5 campañas y un 31,6% menos que la 2018/2019. De cerca le sigue Córdoba, con 230.000 toneladas de aceite, aunque el descenso es más marcado: un 37,1% con respecto a la campaña anterior y un 13,2% con respecto a la media de las últimas 5 campañas.
Estos son los datos, a partir de aquí las reacciones son diversas. Los más optimistas hacen hincapié en que a la cifra global debemos sumar los excedentes de la pasada campaña, que dejarán en manos del sector unas existencias en torno a los 2 millones de toneladas. Una cifra "más que suficiente para abastecer el mercado", expresa, por ejemplo, Asaja, a lo cual añade: "para España, 1,2 millones de toneladas va a empezar a ser una producción normal". Por esa razón, la organización hace hincapié en la promoción, "vender mucho más aceite para conseguir que producción y consumo se queden equilibrados, ya partir de ese equilibrio tener precio", y, también, en la competitividad, y en ese sentido ponen el foco sobre el olivar tradicional: "nuestro olivar tradicional no es competitivo, frente a las nuevas plantaciones que se están intensificando no solamente en España o Europa, sino en el mundo entero."
Este es, precisamente, uno de los grandes retos a los que se va a tener que enfrentar el olivar en los próximos años. Mientras en nuestro país desciende la cosecha, los competidores sí van a aumentar su producción en esta próxima campaña, si bien es cierto que venían de una dinámica negativa. Esto, puede tener consecuencias positivas si, como apuntan desde Grupo Interoleo, supone un aumento del consumo que equilibre de nuevo los precios, pero también hay que valorar lo que desde Asaja advierten: "Empiezan a aparecer en los mercados unos aceites que, por su forma de producirse a través de cosechadoras y muy mecanizados, hace complicado que nuestro olivar tradicional pueda competir a largo plazo con ellos”. Otros cultivos antaño referencia, como la naranja, han visto minada su capacidad en los últimos años a medida que se han visto obligados a competir con otros mercados mucho más competitivos. Mientras España siga siendo líder indiscutible del sector, debe centrarse también en abanderar los cambios tecnológicos en materia de producción para que todas las innovaciones pillen al sector prevenido. El olivar tradicional, por su parte, deberá trabajar en materia de valorización del producto, haciendo mucho hincapié en la calidad, para encontrar su hueco en el mercado.
Mientras tanto, la prioridad del sector pasa por que ese aumento de los precios en origen llegue cuanto antes posible, y para ello se reclaman medidas. Las organizaciones agrarias ya no piensan fiarlo todo al mercado. "Lo ocurrido en la campaña 2018/2019 demuestra que la ley de la oferta y la demanda no funciona", afirma Upa, mientras que según Coag "ni el año pasado había había una situación de mercado, ni este año la hay, que obliga a la situación de bajos precios que estamos teniendo". La desconfianza es patente en todos los eslabones de un sector que se percibe a sí mismo asediado por las prácticas especulativas. Para Coag, las previsiones de cosecha de países como Italia, Túnez o Marruecos no se han ejecutado "de forma real y transparente", y en su opinión los competidores "juegan al póker con el sector español". Consideran, además, que la activación del almacenamiento privado es insuficiente y llega tarde, y reclaman "una medida que sea eficiente, a tipo fijo para que las cooperativas que acudan al almacenamiento tengan la posibilidad de saber de entrada qué dinero es el que van a recibir y no entrar en subastas que no conducen a absolutamente ningún sitio”. Desde la perspectiva de Upa, sin embargo, la clave está en aprender "de una vez por todas a gestionar volúmenes", puesto que el pasado año el sector español tuvo "la llave de la producción" y no supo "reaccionar como debía". Ambas organizaciones han tenido unas palabras, también, para la cuestión de los aranceles. Upa dice que "Europa tiene que defender mucho mejor nuestro aceite de oliva", mientras que en Coag reclaman un "paquete de medidas" a las administraciones. Solucionar este asunto, volver al equilibrio en los precios y encontrar una fórmula de rentabilidad para el olivar tradicional deberán ser las prioridades que marquen las políticas de actuación de los próximos meses.