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Se acerca la primavera y con ello el consecuente aumento de las temperaturas, qua da lugar a una rápida apertura de las flores. Los olivares ya se encuentran, en su mayoría, en estado de floración, empezando a cuajar los frutos en algunas zonas. En dicho contexto, existe el riesgo de encontrarse con la acción de agentes como la polilla del olivo, que en esta época pueden atacar los cultivos para convertirse en una plaga.
Los estudios de campo de la Junta de Andalucía indican que, por el momento, la polilla del olivo está teniendo una actividad escasa, situada aún en su generación antófaga, por lo que por el momento no supone un peligro para los cultivos. Su mayor incidencia se está dando en la provincia de Huelva, con un 8,40% de inflorescencias atacadas con formas vivas de media provincial, seguida de Jaén y Sevilla, con un 7,70 y un 7,50% respectivamente. Las provincias más afortunadas son las de Granada y Cádiz, con valores del 1,0 y el 1,4%.
La Junta recuerda que es recomendable realizar tratamiento fitosanitario contra la polilla del olivo en el caso de que la parcela reúna un número inferor a 10 inflorescencias por brote, menos de un 20% de flores fértiles y más de un 5% de inflorescencias dañadas con formas vivas. En provincias como Córdoba, el patogeno ya está iniciando su generación carpófaga, su fase más dañina para la cosecha, por lo que se requiere especial atención para evitar males mayores. El momento adecuado para intervenir en esta fase es cuando se alcance el 20% de aceitunas con prays vivo y en torno a un 20% de huevos eclosionados respecto a vivos.
Finalmente, la Junta advierte que las condiciones climáticas actuales, con temperaturas suaves, favorecen la evolución biológica de las larvas de la generación carpófaga, por lo que conviene seguir la evolución del agente en las próximas semanas.