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La rápida expansión de la energía solar fotovoltaica ha generado un debate sobre su impacto en el suelo y la vegetación. Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y del Instituto Mediterráneo de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo (MED) de la Universidad de Évora ha analizado este asunto utilizando imágenes por satélite de ocho plantas solares de la Península Ibérica.
Los resultados del estudio, publicado en la revista Solar Energy, indican que la coexistencia de plantas fotovoltaicas y agricultura no solo es posible, sino que podría incluso mitigar el impacto en el suelo y mejorar su uso.
Imágenes satelitales para evaluar el impacto ambiental
Los investigadores utilizaron imágenes del programa europeo Copernicus, que permite acceder a datos de cualquier punto del planeta a lo largo del tiempo.
El análisis de las imágenes Sentinel-2 mostró una disminución de los niveles de humedad en el área ocupada por las plantas fotovoltaicas en comparación con las áreas circundantes. Este descenso también se reflejó en los índices de vegetación, aunque en menor medida.
Factores a considerar para una mejor integración
La pendiente del terreno donde se instalan las plantas solares juega un papel importante en su impacto ambiental. Por ello, los investigadores recomiendan adoptar medidas paliativas en terrenos accidentados y montañosos. En todo caso, cabe destacar que la superficie ocupada para generar toda la electricidad de España mediante energía fotovoltaica no superaría el 1%.
Los autores del estudio proponen medidas que permitan el crecimiento de vegetación dentro de las áreas ocupadas por las plantas solares para mejorar la humedad y reducir la erosión.
"Esperamos que estos resultados sean útiles para el diseño de nuevas plantas fotovoltaicas y agrovoltaicas, dando lugar a una fotovoltaica integrada en el suelo", señala Miguel Ángel Muñoz, investigador de la UPM.