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La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Jaén ha alertado sobre la delicada situación del olivar en la región, que sigue afectado por el estrés hídrico acumulado durante cinco años de sequía. Aunque las últimas precipitaciones han sido beneficiosas, la organización advierte que aún es pronto para prever grandes cosechas.
El olivar, a pesar de ser un cultivo robusto, continúa sufriendo las consecuencias de años anteriores de escasez de agua. Las lluvias recientes han sido bien recibidas, especialmente en momentos críticos como la floración en abril y la maduración en septiembre. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el olivo florece en los crecimientos del año anterior, lo que limita el impacto inmediato de las precipitaciones actuales.
Ejemplificando la situación, en 2018, durante una cosecha récord a nivel nacional, los olivos de riego tenían un promedio de más de 10 entrenudos, mientras que los de secano tenían entre 6 y 8. En contraste, en la actualidad, los olivos de secano muestran apenas 2 o 3 entrenudos, lo que limita su capacidad de producción.
Las áreas más afectadas se encuentran en la campiña de la zona de Fuerte del Rey hasta Lahiguera, y algunas zonas de Arjona, especialmente el olivar de riego que ha experimentado déficits hídricos significativos en los últimos años.
Aunque es demasiado pronto para hacer predicciones sobre las cosechas, COAG destaca la importancia de que las condiciones meteorológicas durante la floración y la maduración sean favorables para garantizar una producción óptima. Aunque se espera una cosecha media si todo va bien, la organización advierte que no es motivo para celebrar de forma prematura.
En cuanto a la disponibilidad de aceite, COAG señala que, hasta que comience la recolección de la próxima cosecha, el suministro actual es limitado. Sin embargo, la demanda sigue siendo alta, lo que demuestra la confianza del consumidor en un producto de alta calidad, a pesar de los precios más altos en comparación con años anteriores.