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Las hojas de olivo se han infrautilizado principalmente debido al escaso conocimiento de sus beneficios para la salud, opacado por la popularidad de las aceitunas y el aceite de oliva en las tradiciones culinarias. Existen muchos retos en las técnicas de procesado, restricciones normativas y un limitado desarrollo de la investigación y concienciación de los consumidores que también contribuyen a su infrautilización. En este artículo, nos gustaría profundizar en las varias razones por las que la revalorización de las hojas de olivo es crucial.
¿Te has preguntado alguna vez qué ocurre con las hojas de olivo después de la recolección y la poda? ¡Pues se quedan en el campo y en los molinos! Constituyen una cantidad asombrosa de biomasa: los olivos destinados a la producción de aceitunas de mesa deben podarse todos los años, mientras que los olivos cultivados para la producción de aceite de oliva deben podarse cada dos años. Se calcula que sólo en España se produce anualmente la friolera de 1,25 millones de toneladas de biomasa de hoja de olivo, lo que representa aproximadamente el 50% de la producción total mundial. La mayor parte de la biomasa procedente de la poda se ha dejado tradicionalmente en el suelo, se ha dado de comer al ganado o se ha quemado, lo que supone la infrautilización de un recurso valioso y contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero.
De hecho, la biomasa de la hoja de olivo es rica en valiosos compuestos bioactivos, como polifenoles, triterpenos, aceites esenciales, lípidos y lignocelulosa, lo que la convierte en un activo potencial para diversas industrias, como la alimentaria, la de piensos, la química, la nutracéutica, la cosmética y la farmacéutica. Recoger y encontrar la mejor ruta de valorización para un lote determinado de biomasa de hojas de olivo es todo un reto y hasta ahora se había intentado de forma limitada.
OLEAF4VALUE es un proyecto colaborativo de 3 años financiado por la UE (financiado en el marco del BBI-JU, ahora conocido como CBE-JU) que comenzó en junio de 2021 y finaliza en julio de 2024. Reúne a un consorcio de 16 socios con amplia experiencia dedicados a explotar plenamente el potencial de esta biomasa que está siendo desaprovechada. El proyecto utiliza tecnologías de biotransformación enzimática y nanoencapsulación para crear productos a medida para mercados de usuarios finales específicos. El consorcio incluye entidades de toda la cadena de valor, que abarcan la recogida y el suministro de materias primas, los procesos de biorrefinería, las tecnologías posteriores a la extracción, el bioanálisis, la validación del mercado y la evaluación del impacto, incluida la sostenibilidad.
El objetivo principal del proyecto es ofrecer una solución sostenible para la valorización integral de las hojas de olivo, es decir, encontrar el mejor producto final para el estado dado de las hojas: factores como el origen, las prácticas hortícolas, el tipo de árbol y la procedencia de las hojas (es decir, si las hojas crecieron en ramas más viejas y bajas o en brotes nuevos cerca de la copa del árbol) pueden influir en qué compuestos pueden extraerse y en qué cantidades de las hojas. El proyecto pretende establecer seis nuevas cadenas de valor que introducirán en el mercado 24 productos biológicos y rentables. Estos productos pretenden crear valor en toda la cadena, haciendo hincapié en el sector primario.
Muestras de hojas de olivo de INGECOR, socios de OLEAF4VALUE
En el proceso de revalorización se utilizan actualmente compuestos destacables como la oleuropeína, la luteolina y el ácido oleanólico, presentes en los extractos de hoja de olivo. Entre los productos resultantes figuran conservantes naturales, tratamientos para determinadas enfermedades como la diabetes, antioxidantes para el mercado alimentario, nuevos aditivos para piensos destinados a mejorar la salud animal y reducir el uso de antibióticos y, por último, nuevos componentes básicos y antioxidantes naturales para el sector químico. Además, varios compuestos de base biológica generados por el proyecto muestran resultados prometedores como posibles ingredientes cosméticos, por ejemplo, ofreciendo protección contra el estrés oxidativo.