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El pasado 22 de junio, Pieralisi, líder mundial en fabricación de equipos de producción de aceites de oliva, celebró una jornada especializada para el sector. El leit motiv de la jornada fue cómo conjugar calidad y producción de grandes volúmenes de aceites de oliva en aras de garantizar la supervivencia del olivar tradicional.
La jornada que se celebró en el marco incomparable del Parador de Jaén, colgó días antes el cartel de no hay billetes, contando con una nutrida representación de almazareros de Jaén, Córdoba, Granada, Ciudad Real, Málaga, Sevilla, Alicante y Portugal.
Arrancó la jornada con la inauguración de Pedro Bruno, diputado provincial de Agricultura, Ganadería, Medio Ambiente y Cambio Climático de la Diputación Provincial de Jaén a la que siguió una excelente presentación de Antonio Ruz, gerente de la cooperativa San Roque de Arjonilla (Jaén) y miembro del grupo operativo Olivar Tradicional. Ruz incidió sobre como la integración de cooperativas permite reducir los costes de la fase de la molturación, siendo los costes de amortización, personal, suministros y reparaciones y conservación sobre los que hay que hacer mayor seguimiento. Demostró con valores de las dos últimas campañas de molturación cómo el tamaño de fábrica impacta sobre la reducción de costes. Así mismo, puso de manifiesto que al menos el 50 % de las almazaras españolas está por debajo del tamaño óptimo para alcanzar la máxima eficiencia, lo cual supone una oportunidad para el sector. Finalmente presentó la campaña de divulgación del Grupo Operativo Olivar Tradicional.
Tras una pausa para el café, el profesor Parras Rosa presentó con su habitual maestría las claves para adoptar una estrategia de diferenciación mediante las figuras de calidad diferenciada. El Catedrático de Comercialización y Mercados de la UJA ocupa en la actualidad la presidencia de la IGP Aceites de Jaén. Parras Rosa expuso el momento actual de mercado en el que el aumento del consumo se da en países no productores como Estados Unidos, Brasil y Canadá instigado principalmente por la preocupación por la salud unido al envejecimiento de la población. Sin embargo, este mismo envejecimiento afecta negativamente a los países productores como España, Italia o Grecia, siendo la caída del consumo en estos dos últimos, mayor que en España. Sin embargo, el sector debe plantearse cómo recuperar el consumo en la franja de menores de 35 años, los milenials, que encuentran entre otras razones el envase de plástico o el precio como principales inconvenientes a la hora de consumir estas grasas vegetales. Por su parte el canal Horeca, tiene como principales motores a la hora de decidir entre los distintos aceites de oliva el sabor, la confianza en el proveedor y el precio. Se da aquí una de las paradojas del sector: este segmento del mercado no valora la preocupación por la salud como razón para utilizar los aceites de oliva mientras que el consumidor final sí lo hace. Manuel Parras terminó su intervención abogando por que los productores diferencien sus producciones mediante los llamados atributos ocultos que incluyen el respeto al medio ambiente y la biodiversidad, la creación de empleo, la contribución al desarrollo rural, el mantenimiento del paisaje y del patrimonio.
Para terminar, indicó que figuras como la IGP aceites de Jaén dan respuesta a una de las principales inquietudes de los consumidores: garantizar la autenticidad del producto mediante un sello que el consumidor percibe como beneficioso tanto para el productor como para él.
Después de un primero y un segundo de tal nivel, el postre lo puso una mesa redonda que contó con la participación de Francisco Vañó de Castillo de Canena Olive Juice, Juan Antonio Parrilla de Picualia, Cristobal Gallego de grupo JAENCOOP y Juan Gadeo de INTEROLEO PICUAL.
En el transcurso de la misma se puso de manifiesto que la calidad va más allá de la meramente reglamentada teniendo cada vez más importancia en los mercados internacionales la ausencia total de residuos en el aceite, y que conceptos como la salud o el respeto al medio ambiente forman también parte de esa imagen de calidad que ecomprador esboza.
Por otro lado, la necesidad de aplicar sistemas de remuneración que premien al agricultor se evidenció como condición indispensable para todo aquel que apueste por la calidad, que debería ser una opción irrenunciable. Esta calidad además empapa también los mercados de los graneles existiendo grandes envasadores que los buscan y que incluso están proponiendo certificaciones relacionadas con la sostenibilidad. En este sentido, el éxito de la venta de graneles pasaría por tener perfectamente radiografiados a los grandes compradores y ofrecerles el producto que mejor se adapte a las necesidades de cada momento.