Revista
El sector de la distribución alimentaria, junto con el resto de la cadena, ha sido reconocido como un ecosistema estratégico por la Comisión Europea. El pasado 9 de mayo, se celebró el Día de Europa y, por ello, ASEDAS, Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados, recuerda las grandes fortalezas que hacen de este sector un elemento muy relevante para el desarrollo social y económico de la Unión Europea, además de ser un pilar para la transformación digital y ecológica.
Empleo
Según datos de EuroCommerce, el comercio emplea a 29 millones de personas en Europa y supone el 10 por ciento del PIB. La distribución alimentaria, en concreto, es un sector muy intensivo en trabajo estable, especializado y diversificado. Sólo las empresas de ASEDAS suman más de 280.000 trabajadores.
Transformación digital
La crisis sanitaria ha acelerado la introducción de las nuevas tecnologías en los procesos logísticos y organizativos de la cadena y, por supuesto, el comercio electrónico en alimentación.
Retos tecnológicos
Ya está claro que el futuro es omnicanal. Pero, además, la distribución se prepara también para otros retos tecnológicos, como los pagos digitales o la aplicación de tecnologías disruptivas como el big data o el blockchain.
La sostenibilidad
Los consumidores, las empresas y las administraciones públicas han tomado conciencia de la necesidad de preservar el entorno natural. En concreto, los esfuerzos de la distribución para migrar hacia envases más sostenibles, para reducir las emisiones de CO2 y para adaptar sus procesos productivos a la economía circular han sido ya subrayados por organismos como el Comité Económico y Social Europeo, que así lo mencionó en su informe “Oportunidades de transformación digital para las empresas de distribución”.
Conservación de los entornos rurales y urbanos
El comercio es un sector dinamizador de la vida ciudadana, así como un elemento de fijación de población y de desarrollo económico en entornos rurales.
Atención al consumidor
La atención al consumidor en cualquier contexto socio-económico: los cambios demográficos y las diferentes crisis -económicas, sanitarias, sociales…- a los que la población puede verse enfrentada tienen un alto impacto en la distribución alimentaria. Ésta siempre ha hecho esfuerzos por adaptar su surtido y su manera de llegar a los consumidores en función de la situación que estos vivan en cada momento. El objetivo es cumplir con el cometido de servicio social de la distribución alimentaria, que es abastecer a la población de productos de alimentación y gran consumo variados, seguros y a precios competitivos.