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El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, hacía entrega en la tarde de ayer de los Premios Alimentos de España, que celebraban su 25ª edición. Según sus palabras, estos galardones coinciden en “un momento en que nuestra gastronomía está a la vanguardia del mundo, tanto a nivel individual, de nuestros chefs, como en la valoración general de nuestros alimentos”. Según el ministro, ambos factores contribuyen de manera muy importante a la internacionalización del sector agroalimentario español.
A lo largo de su trayectoria, estos galardones han premiado la labor de 287 profesionales de reconocido prestigio en el sector agroalimentario, como el científico Francisco Grande Covián; la autora del famoso libro “1080 recetas de cocina”, Simone Ortega; y los escritores y gastrónomos Manuel Vázquez Montalbán y Néstor Luján, entre otros.
En su intervención, Arias Cañete valoraba la creciente importancia que tienen los productos alimentarios españoles en el mercado internacional. En este sentido, el ministro puntualizaba que España es el octavo país exportador del mundo y el cuarto europeo. Además, cada año visitan España 58 millones de turistas, “para los que nuestra gastronomía es una de las señas de identidad que quieren conocer y degustar”.
Como ya avanzábamos ayer, entre los premiados están Castillo de Canena, Premio a la Internacionalización Alimentaria, que según el ministro, “representa el éxito de una familia que, desde un pequeño municipio de Jaén, trabaja día a día con el hábito de la excelencia”. De esta empresa, Arias Cañete destacaba su apuesta por la innovación y la apertura al mercado internacional sobre unas bases sólidas: “la profunda transformación nutricional experimentada a nivel mundial, que busca el placer, la salud y el bienestar; la diversificación del riesgo; la globalización de los mercados y la revolución tecnológica en las comunicaciones”.
Asimismo, respecto al Mejor Aceite de Oliva Virgen Extra de la Campaña 2011/2012, de Hacienda Queiles, “es el resultado de la combinación de un suelo pedregoso, del cierzo que viene del Moncayo, y de la mano del hombre. Juntos consiguen un fruto perfecto, que es la máxima que rige el cultivo de los olivos en producción ecológica”, ha recalcado el ministro.