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La Junta de Andalucía pondrá a disposición del sector de la agricultura un total de 230 millones de euros a través de diferentes líneas de ayudas. Así lo afirmaba ayer la consejera de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Elena Víboras, en la Comisión de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural del Parlamento de Andalucía, quien subrayaba el “apoyo de la Junta de Andalucía al sector agroalimentario para lograr su consolidación a través de la innovación, la calidad y la seguridad alimentaria, la eficiencia energética y el uso del agua, la concentración y la internacionalización”.
La consejera recordaba las diferentes líneas de apoyo de la Junta al sector agroalimentario. Entre ellas, ha destacado las 11 nuevas líneas de ayudas para este año 2014, que se están publicando desde el pasado mes de abril y que movilizarán cerca de 40 millones de euros de fondos públicos; “unos incentivos que reflejan nuestra apuesta por el modelo de futuro que Andalucía necesita”, afirmaba.
En este sentido, se ha referido a tres líneas, de especial interés “por su importancia estratégica para el sector y por su capacidad para mejorar la generación de valor añadido y empleo”. La primera línea de ayudas, la destinada a la mejora de la transformación y la comercialización de las producciones, cuya convocatoria se abrió en mayo, permitirá a las industrias agroalimentarias disponer de más de 15,8 millones de euros para mejorar su capacidad competitiva.
La segunda línea de ayudas, con un presupuesto de 8,57 millones de euros y destinada a la modernización de explotaciones agrarias, permitirá a las explotaciones agrarias mejorar su rentabilidad. Estas inversiones podrán dedicarse a la adquisición de maquinaria, la mejora de invernaderos o la adquisición de terrenos para incrementar la dimensión de la explotación.
La tercera línea de incentivos es la destinada a mejorar los regadíos, “que constituyen el verdadero motor de la agricultura andaluza”, ha aseverado la consejera. Para ello, “en mayo pusimos un total de 7,6 millones de euros a disposición de las comunidades de regantes para acometer acciones de mejora en las infraestructuras que llevan el agua hasta las fincas, la incorporación de sistemas que permitan ahorrar agua, la consolidación de regadíos, la reutilización de aguas residuales depuradas o de aguas desalinizadas”, recordaba.