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España ha consumido cerca de 600.000 toneladas de aceite de oliva, de las que 420.000 toneladas corresponden a refinados y mezclas de aceite de oliva y solo 180.000 toneladas, algo menos del 30%, a aceite virgen y virgen extra.
De esas 180.000 toneladas, alrededor de 117.000 toneladas son comercializadas por las grandes distribuidoras con marca blanca y alrededor de 53.000 toneladas van con la marca de origen del fabricante. En este contexto, el aceite envasado gana terreno y podría superar, según las diversas fuentes consultadas, el 50% de la producción, tanto en garrafas de cinco litros, muy habituales, como en los más exclusivos envases de menos de un litro.
Según el secretario general de la Sectorial de Aceite de Oliva Virgen Extra, José Manuel Bajo Prados, el aceite de oliva virgen extra acogido a las diferentes denominaciones de origen protegida en España supone ya casi el 50% del vendido con marca de fabricante al alcanzar las 26.000 toneladas, que resalta esta cifra contrastada por el panel alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Otros países productores y exportadores de aceite de oliva como Túnez venden más de 20.000 toneladas envasadas, lo que supone un 10% de una producción media, porcentaje que se repite en Marruecos en el mercado internacional, pero que se incrementa en el mercado interno hasta cerca del 70%.