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Cuatro son los pilares marcan la transformación digital de una empresa oleícola, según un estudio desarrollado por la consultora Tipsa. El primero de ellos está basado en conectar con los clientes, y para ello se sugiere desarrollar una filosofía de empresa en la que todos los profesionales se orienten al cliente. Agilidad en la respuesta de la cotización del aceite €/kg; corrección en los servicios; gestión eficiente de la actividad cooperativista, o la comunicación multicanal eficiente con los profesionales de la empresa, el consumidor y otros agentes de la cadena de valor son algunos de los puntos a trabajar.
El segundo pilar se sustenta en procesos ágiles y óptimos, es decir, procesos de negocio integrados que evitan duplicidades y suprimen tareas repetitivas y rutinarias que no aportan valor. Se apuesta por unificar las dinámicas administrativas, financieras, logísticas y comerciales con los procesos de producción específicos del sector oleícola, tales como la gestión del olivar, la recolección, la elaboración del aceite de oliva, las operaciones de trazabilidad y la actividad cooperativista.
Asimismo, el tercer aspecto que apunta este estudio para llevar a cabo una correcta transformación digital se basa en potenciar a los empleados: se trata de apostar por herramientas que fomenten la movilidad, el trabajo colaborativo y el teletrabajo seguro. Esto, según Tipsa, se traduce en flexibilidad laboral, conciliación familiar y la creación de un entorno de conocimiento y aprendizaje compartido en la organización.
Por último, este informe apunta a nuevos productos y servicios. Estamos en un mundo globalizado; la economía es cambiante y la innovación es constante. Es importante que las herramientas que utilicemos nos permitan reinventarnos, diseñar nuevos productos y servicios y, rápidamente, lanzarlos al mercado. Son varios los ejemplos de empresas oleícolas, tradicionalmente productoras de aceite alimentario las que, sin perder su esencia, apuestan por nuevos modelos de productos y servicios que ofrecen al mercado combinando la venta online, el establecimiento físico tradicional, tiendas especializadas (oleoteca), el distribuidor e, incluso, abriendo al público las propias instalaciones.